miércoles, 21 de diciembre de 2011

AJEDREZADAS BIGORNIAS EN EL ALTO TAJO

Visitar el Alto Tajo en el mes de Agosto, en las inmediaciones de Peralejos de las Truchas, es algo muy recomendable. Una paz impresionante te rodea a poco que te salgas de la carretera, entre enormes cañones de roca caliza, bosques de pinos, manchas de matorral y pastizales.



Abajo, en el fondo, fluye el Tajo, que por allí aún corre cristalino y gélido, entre bosques riparios dominados por salicáceas de diferentes especies:




Un lugar paradisíaco, donde poderse bañar (a quien le apetezca el agua helada) bajo la atenta mirada de los buitres.



Fue precisamente en la orilla del Tajo, en un pequeño banco de arena entre las hierbas junto a una chopera, donde descubrimos una impresionante concentración de mariposas de varias especies. Seguramente habían acudido allí a sorber sales. Las más abundantes, sin ninguna duda, eran unas pequeñas que formaban verdaderos enjambres:




Con mucha probabilidad se trataba de ajedrezadas bigornias (Pyrgus onopordi), unos lepidópteros de la familia Hesperiidae con un área de distribución limitada a la cuenca mediterránea occidental. Digo "con mucha probabilidad" porque en nuestro territorio coexisten varias especies de Pyrgus muy similares entre sí, y cuya diferenciación requiere no sólo de mejores fotos que las que yo hice, sino también de más conocimientos de los que poseo. Aun así, me decanto por Pyrgus onopordi dado que esta mariposa presenta en el reverso de sus alas posteriores un dibujo blanquecino característico, en forma de yunque. Aunque no muy bien, este diseño se puede observar en esta foto:




Otro hespérido parecido y que también está bastante extendido en la zona del Alto Tajo es la ajedrezada tórrida (Pyrgus cirsii), y no sería de extrañar que los enjambres que se posaban sobre la arena estuvieran formados por más de una especie.


La ajedrezada bigornia se encuentra distribuida de forma dispersa por el norte de África, desde el norte de Argelia al noroeste de Marruecos. En Europa aparece fundamentalmente en el centro y sur de la península ibérica (tanto en España como en Portugal), a lo largo de la península italiana y el sur de Francia, aunque se conocen algunas poblaciones más al norte, incluso en Suiza y la franja eurosiberiana del norte ibérico (donde es muy rara). Es, por tanto, un endemismo del Mediterráneo occidental.


Se trata de un insecto ligado a prados y matorrales con comunidades florísticas ricas, particularmente en localidades relativamente cálidas, y desde altitudes bajas a unos 1.800 m sobre el nivel del mar. Se observan ejemplares en vuelo desde abril a octubre, con tres generaciones anuales. Entre las plantas de las que se alimentan sus orugas se han citado Malva neglecta, y diversas especies de Althaea, Ruta, Rubus, Potentilla, Helianthemum, Scabiosa y Knautia.


Tal y como se puede ver en las primeras fotos, en la zona donde vimos los enjambres de ajedrezadas se encuentra bosques de coníferas con prados y matorrales que se desarrollan sobre suelos calizos. Y muy cerca se dan diferentes comunidades vegetales asociadas al río. En estas condiciones encontramos una enorme cantidad de especies de plantas en un espacio muy reducido, lo que supone una de las mayores riquezas del parque del Alto Tajo. En cualquier caso, permite que estas mariposas prosperen en los pastizales y praderas de tierras altas, al tiempo que pueden acceder a las cercanas fuentes de sales disueltas que el río les ofrece en sus márgenes.



lunes, 12 de diciembre de 2011

ESFINGE DE LA LECHETREZNA EN EL HOSQUILLO

Dejo aquí una foto de una oruga de esfinge de la lechetrezna (Hyles euphorbiae), que descubrimos en la visita al parque El Hosquillo, en la Serranía de Cuenca, el pasado agosto. Aunque la imagen no es muy buena, y no hace justicia a los brillantes colores que presentaba el animal, se puede apreciar el contraste entre los ocelos blanquinegros, el naranja, el amarillo y el rojo (que por desgracia, quedaron muy desvaídos por la falta de luz al tomar la foto):



Como puede apreciarse, se encontraba alimentándose en una ramita de lechetrezna de bosque (Euphorbia amygdaloides). La estrecha asociación entre esta mariposa y las lechetreznas (ya que las larvas se alimentan casi exclusivamente de hojas de varias especies de Euphorbia), me lleva a hacer un breve comentario sobre este grupo de plantas. Y es que este género de fanerógamas de la familia Euphorbiaceae, muestra un extraordinario polimorfismo, que para el neófito resulta desconcertante. Por ejemplo, quien está familiarizado con la lechetrezna de bosque u otras especies parecidas de nuestros campos y montes, difícilmente podrá relacionarlas con las plantas carnosas y espinosas (muy parecidas a cactus) que crecen en los cerros rocosos del sur de Marruecos. Y sin embargo, todas son Euphorbia. Unas 2.000 formas han sido clasificadas, incluyendo muchas adaptadas a semidesiertos, aunque también a sabanas, monte mediterráneo, bosques caducifolios, pinares, o paisajes abiertos rocosos. Un asombroso caso de adaptabilidad, en el que la evolución ha moldeado una enorme diversidad de estrategias vitales, por las que estas plantas pequeñas y discretas han logrado colonizar ecosistemas muy diferentes con notable éxito.

En el caso de la lechetrezna de bosque, aparece como parte del estrato inferior y en claros de bosques caducifolios o encinares frescos, aunque en la Serranía de Cuenca la observamos en pinares de Pinus nigra, en aquellos más húmedos de Pinus sylvestris, así como en pinares mixtos, bosques mixtos de pinos y quejigos (Quercus faginea), y encinares húmedos con quejigos. En el punto de El Hosquillo donde encontramos este rodal de Euphorbia amygdaloides en el que se alimentaba la oruga de la esfinge, caminábamos por un pinar mixto húmedo a unos 1.200 m de altitud. El bosque presentaba un estrato arbustivo bien desarrollado, dominado por matorrales típicos de ambientes frescos con abundante humedad, como el boj (Buxus sempervirens).

No obstante, la esfinge de la lechetrezna no es un lepidóptero exclusivo de zonas montanas, pudiéndosela encontrar en cotas bajas y medias (hasta unos 2.000 m de altitud). Al parecer, es una especie muy extendida y bastante común, aunque yo nunca he observado un ejemplar adulto. A diferencia de la esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum), que puede verse volando en pleno día, la esfinge de la lechetrezna es fundamentalmente crepuscular, pudiendo alimentarse hasta bien entrada la noche.

Su área de distribución es esencialmente mediterránea, si bien existen poblaciones migratorias al norte de los Alpes. Existen numerosas formas emparentadas y muy parecidas (como Hyles gallii) repartidas por medio mundo. Esta esfinge ocupa diferentes tipos de hábitas, incluyendo bosque y monte mediterráneo de diferentes tipos, y sobre todo paisajes en mosaico en los que se alternan masas forestales, matorral, pastos y cultivos. Las orugas, que nacen en primavera, se desarrollan alimentándose básicamente de diferentes especies de Euphorbia, a lo largo del verano e incluso parte del otoño, diferenciándose dos generaciones anuales de mariposas. La primera aparece en primavera, al emerger los adultos de las larvas que han pasado el invierno ocultas. De los huevos que depositan estos ejemplares surgen nuevas orugas, que completan su desarrollo durante el verano. Al metamorfosearse, aparece la segunda generación de esfinges, que a su vez ponen huevos que dan lugar a orugas que crecerán durante el estío y el otoño, antes de hibernar y dar paso a la primera generación del año siguiente.

Los llamativos colores de estas orugas, además de ser muy fotogénicos, advierten a sus depredadores de que son tóxicas (igual que las plantas de las que se alimentan).