Doy por descontado que, a no ser que se dé un corte brusco en el suministro de recursos energéticos, no se tomarán medidas para evitar que el cambio climático empeore. Básicamente porque eso implicaría una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que a su vez iría contra los intereses de los grandes grupos de presión ligados al petróleo y el gas y, más importante aún, supondría renunciar al crecimiento como motor del capitalismo.
Dicho de otra manera, nuestra forma de vivir o el modelo económico y energético en el que se basan nuestras vidas, condena a nuestros descendientes a vivir en un mundo de pesadilla. Y uno de los jinetes de ese apocalipsis, es el cambio climático. Bastante preocupante, si tenemos en cuenta su compleja combinación de destrucción de regiones costeras fértiles, fenómenos atmosféricos extremos, desertización y, como consecuencia, hambrunas, epidemias, migraciones masivas y guerras.
No obstante, a las generaciones futuras no se les podrá decir que nosotros no sabíamos de qué iba la cosa. De hecho, últimamente la cosa se ha puesto tan seria que hasta se habla de ello en la ONU (y esto sí que me ha sorprendido):
La ONU alerta de que solo un giro radical detendrá el cambio climático
El informe del panel de expertos añade presión para lograr en 2015 un recorte ambicioso de emisiones
“Tenemos que despedirnos del sistema económico actual”. Así de radical se mostró ayer en Berlín el investigador Ottmar Edenhofer en la presentación del informe sobre cambio climático auspiciado por Naciones Unidas. Los representantes de 120 Estados tuvieron que escuchar las conclusiones de unos científicos muy críticos con las decisiones políticas impulsadas hasta ahora, pero al menos se llevaron un mensaje esperanzador: es posible evitar el desastre. Para ello habría que actuar con decisión y de forma urgente.
El grupo de trabajo III (mitigación) del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), certifica que, pese a todos los intentos de mitigar el calentamiento global, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentan a un ritmo cada vez mayor: en la primera década del siglo XXI crecieron más rápidamente que en los tres decenios anteriores. Este documento servirá como base de trabajo para las negociaciones que, en 2015 deberán, alumbrar un pacto que sustituya al actual protocolo de Kioto, para entrar en vigor a partir de 2020. Este documento se añade a los dos anteriores publicados por el IPCC sobre la física del cambio climático y sobre impactos del calentamiento.
Los responsables del informe confían en que su trabajo servirá para añadir presión para alcanzar un objetivo ambicioso. La cumbre que se celebrará en París se presenta ya como una batalla entre países en vías de industrialización, que exigirán a los más ricos ayudas económicas para reducir sus emisiones, y los industrializados, que achacarán a los más pobres sus laxas regulaciones para reducir los gases de CO2.
El objetivo que se han marcado los científicos es que las temperaturas no vayan más allá de dos grados respecto al nivel previo a la industrialización. Lograrlo parece posible, pero muy difícil: los expertos del IPCC señalan que solo si en el mundo se diera a partir de ahora un cambio institucional y tecnológico importante habría más de 50% de probabilidades de que el calentamiento global no superara ese umbral.
“La ciencia nos transmite un mensaje claro: para evitar interferencias peligrosas en el sistema climático, no podemos seguir con el statu quo”, sintetiza Edenhofer, uno de los tres copresidentes del grupo de trabajo. Se puede lograr, sí, pero será caro, alertan los autores del estudio, aunque rehúsan aportar una cifra concreta
“El informe es claro. No hay plan B. Solo hay un plan A. Y como necesitamos que alguien dé el primer paso, en Europa adoptaremos un objetivo ambicioso para 2030 este año”, aseguró la comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, en alusión al objetivo de reducción de emisiones del 40% respecto al nivel de 1990 que la Comisión Europea propuso el año pasado y que los líderes europeos deben confirmar este año. Sin embargo, los ecologistas consideraron ese 40% un porcentaje demasiado conservador, ya que la crisis económica ya ha hecho que las emisiones se reduzcan en los últimos años sin necesidad de ninguna política medioambiental. “La cuestión ahora es cuándo se comprometerán los grandes emisores. Cuanto más esperen, más costará y más difícil será”, añadió Hedegaard. Entre estos grandes a los que se refiere la responsable europea está EE UU. Su secretario de Estado, John Kerry, dijo que el informe de la ONU es “un llamamiento a despertar” y demuestra que el principal problema es la falta de “fuerza de voluntad global”.
El informe también ha servido para que Gobiernos como el alemán saquen pecho ante sus decisiones. Los expertos apuntan la creciente rentabilidad de algunas energías renovables, como la solar o la eólica. Y la ministra de Medio Ambiente, la socialdemócrata Barbara Hendricks, no pudo evitar la ocasión para defender la apuesta alemana por las renovables. “Podemos desempeñar un papel muy importante si damos al mundo un ejemplo práctico sobre cómo funciona la protección del clima en un país industrial”, aseguró.
Fuente:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/04/13/actualidad/1397403853_326438.html
Sí que es sorprendente lo de la ONU, pero la verdad es que sólo veo palabras. Como siempre. Veo de lo más complicado que se tomen medidas serias para frenar el cambio climático. Demasiados intereses económicos. Fíjate en España, penalizando la energía solar. Hace tiempo que no sigo el tema, pero tengo entendido que querían cobrar o ya lo hacen por tener paneles solares. E incluso en las facturas normales de la luz que consumimos, no te beneficias por no consumir, sino que te van a cobrar un mínimo consumas o no, con lo cual dices...pues consumo! Si voy a pagar lo mismo! Así que todo está estudiado al revés. Sólamente para que los de siempre se llenen el bolsillo. Pues no nos queda camino...ufff! En fin! Triste! No le veo solución. Saludos.
ResponderEliminarCierto, tienes toda la razón: los que mandan tienen demasiados intereses en juego como para que otras fuentes de energía compitan con el petróleo y el gas. Justo por eso, el Gobierno de España, que representa fielmente esos intereses económicos, ha sacado adelante la legislación que mencionas. ¡Veremos que pasa! Un saludo a ti también
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