En los últimos años del gobierno de de José Luis Rodríguez Zapatero, asistimos a un tímido intento por solucionar uno de los problemas medioambientales más graves que afronta nuestro país (y el planeta en general): la introducción de especies exóticas.
Este fenómeno no es nuevo. Sin embargo, las mejoras en los medios de transporte, el comercio internacional y ciertos hábitos relacionados con las sociedades de consumo del Primer Mundo, han convertido esto en un auténtico cataclismo medioambiental. En la actualidad, la introducción de especies exóticas de todo tipo, se considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad en nuestro mundo. Sólo la destrucción de los hábitats tiene un efecto aún más dañino para los habitantes de Gea.
En nuestro país, son numerosos y muy graves los casos de animales y plantas exóticos que, una vez adaptados a nuestro entorno, han causado daños de diferentes tipos. Estos van desde perjuicios económicos a la eliminación de especies nativas, por competencia o depredación, fundamentalmente.
Durante el siglo XX, y sobre todo a mediados del mismo, las administraciones públicas se lanzaron a la introducción legal de numerosas de nuestras actuales "bestias negras". Era dominante, como hoy, una ideología según la cual la naturaleza debía servir a los intereses del ser humano, y debía hacerlo de una forma inmediata como beneficio económico. Es decir, los bosques, las estepas, los ríos, y todas las criaturas que los habitaban, sólo valían si generaban puestos de trabajo, madera, carne, pieles, resina; dinero, en definitiva. En ocasiones, los técnicos de este sistema político e intelectual, deducían que nuestra naturaleza era "mejorable", es decir, no producía todo lo que debía. Las mejoras consistían, básicamente, en introducir unas especies exóticas y eliminar otras nativas, según dictaban los intereses económicos. Desde este prisma capitalista productivista fue como el gobierno de Franco se lanzó a plantar nuestros montes de eucaliptos y a soltar lucios y black-bass por toda nuestra geografía, al tiempo que se invertía dinero público en exterminar lobos y águilas.
Con el paso del tiempo, parecieron operarse ciertos cambios en la mentalidad de los españoles y este tipo de prácticas dejaron de verse con buenos ojos en amplios sectores de nuestra sociedad. Otras, no obstante, han seguido vigentes hasta nuestros días, demostrando que la preocupación por el medio ambiente no es sino muy superficial.
Un caso flagrante, bien conocido en la Comunidad de Madrid por aquellos a los que nos gusta la pesca, es la gestión de los ríos de montaña como cotos. Y es que, aunque los cursos de agua son de titularidad pública en nuestro país, con mucha frecuencia se gestionan de forma privada, por tramos que se encuentran bajo la tutela de asociaciones de pescadores. Así, en los ríos de montaña madrileños, diferentes asociaciones gestionan los ecosistemas fluviales (públicos legalmente y salvajes medioambientalmente) como si fueran el patio de su casa. Se trata, por tanto, de un caso en el que la naturaleza se pone al servicio de intereses privados, para satisfacer el ocio de sectores minoritarios de nuestra sociedad.
Un caso flagrante, bien conocido en la Comunidad de Madrid por aquellos a los que nos gusta la pesca, es la gestión de los ríos de montaña como cotos. Y es que, aunque los cursos de agua son de titularidad pública en nuestro país, con mucha frecuencia se gestionan de forma privada, por tramos que se encuentran bajo la tutela de asociaciones de pescadores. Así, en los ríos de montaña madrileños, diferentes asociaciones gestionan los ecosistemas fluviales (públicos legalmente y salvajes medioambientalmente) como si fueran el patio de su casa. Se trata, por tanto, de un caso en el que la naturaleza se pone al servicio de intereses privados, para satisfacer el ocio de sectores minoritarios de nuestra sociedad.
Las consecuencias son graves desde muchos puntos de vista. Una de ellas es que estas asociaciones no se encuentran interesadas en gestionar ecosistemas completos y complejos, sino que su principal objetivo es garantizarse jornadas de pesca que cumplan sus expectativas. Eso se encuentra detrás de sus continuas demandas a la Administración para que controle nutrias, cormoranes o martines pescadores (predadores naturales de peces). Y, por supuesto, que quieran "sus" ríos siempre llenos de truchas arcoíris de piscifactoría, puntualmente soltadas desde camiones cisterna.
Efectivamente, a corto plazo, este sistema de gestión genera puestos de trabajo. Hace imprescindibles empresas que críen toneladas de truchas exóticas, que a su vez demandan pienso, medicamentos, vehículos, combustible,... Además, la Administración recauda suculentas cuotas de estos cotos de pesca. La naturaleza al servicio del consumo. Los ecosistemas al servicio de nuestros caprichos. ¿A quién le importan las truchas nativas que deberían vivir en esos tramos fluviales, y todas las demás piezas de ese sistema vivo y complejo? Desde luego, a la sociedad de consumo no.
Eso parece tenerlo muy claro el gobierno de Mariano Rajoy, que ha derogado buena parte de la legislación sobre especies exóticas impulsada por el anterior gobierno (muy tibia de por sí). Su objetivo es que la conservación del medioambiente no sea un obstáculo para el desarrollo económico y determinadas minorías influyentes. Lo dicho: miopía económica capitalista contra la conservación de la naturaleza. Una vergüenza.
Dejo aquí este artículo, publicado el miércoles por El País:
Efectivamente, a corto plazo, este sistema de gestión genera puestos de trabajo. Hace imprescindibles empresas que críen toneladas de truchas exóticas, que a su vez demandan pienso, medicamentos, vehículos, combustible,... Además, la Administración recauda suculentas cuotas de estos cotos de pesca. La naturaleza al servicio del consumo. Los ecosistemas al servicio de nuestros caprichos. ¿A quién le importan las truchas nativas que deberían vivir en esos tramos fluviales, y todas las demás piezas de ese sistema vivo y complejo? Desde luego, a la sociedad de consumo no.
Eso parece tenerlo muy claro el gobierno de Mariano Rajoy, que ha derogado buena parte de la legislación sobre especies exóticas impulsada por el anterior gobierno (muy tibia de por sí). Su objetivo es que la conservación del medioambiente no sea un obstáculo para el desarrollo económico y determinadas minorías influyentes. Lo dicho: miopía económica capitalista contra la conservación de la naturaleza. Una vergüenza.
Dejo aquí este artículo, publicado el miércoles por El País:
El Gobierno rebaja la normativa contra las especies exóticas invasoras
El decreto que prevé aprobar mañana el Consejo de Ministros permite comercializar especies
La normativa 'indulta' al cangrejo rojo, la trucha arcoiris y el arruí, entre otros
El Gobierno tiene previsto aprobar mañana, en el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones, el Real Decreto que regula el catálogo de especies exóticas invasoras en España, un texto que ha generado rechazo entre las asociaciones ecologistas puesto que elimina el actual listado de unas 200 "especies exóticas con potencial invasor" e introduce excepciones a la prohibición general de introducirlas y comercializarlas. La norma derogará la anterior legislación aprobada hace apenas año y medio por el anterior Gobierno socialista.
En el catálogo se incluyen las especies exóticas que constituyen una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas. Según el proyecto que se conoció en abril pasado, que se presentó a las organizaciones ecologistas en el Consejo Asesor de Medio Ambiente, el cangrejo rojo queda 'indultado' cuando los ejemplares se destinen a la industria alimentaria. Algo parecido sucede con el visón americano. Se considera especie invasora, pero se permite que continúen las explotaciones actuales. Desde Medio Ambiente precisan que no estará permitido establecer o ampliar granjas en zonas de cría de visón europeo. Los ecologistas entienden que en el resto de áreas, sí. Fuentes del Ministerio consideran un "gran avance" la "restricción" de la presencia del visón americano, que en la anterior norma "no aparecía".
El texto también permite sueltas de trucha arcoiris, especie con gran interés para el negocio de la pesca recreativa. Parte de este sector y algunas comunidades autónomas alegaron a finales de 2011 contra su inclusión en el catálogo de especies invasoras. El texto define la suelta como la "liberación de ejemplares en el medio natural con la intención de su captura y extracción del medio de forma inmediata y sin perseguir el establecimiento de los ejemplares soltados". En el caso de la trucha arcoiris, la sueltas deberán hacerse, añade, "exclusivamente con ejemplares criados en cautividad, procedentes de cultivos monosexo y sometidas a tratamiento de esterilidad".
El arruí, una cabra procedente del Sáhara que se introdujo hace décadas para ser cazada, también queda amnistiada en la región de Murcia. El texto precisa que "en las áreas de introducción autorizada" antes de 2007, y de expansión natural delimitadas en Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Andalucía y Extremadura "será obligatoria la elaboración de normas, planes o estrategias para su gestión y control".
"Es un Real Decreto lleno de trampas", asegura Miguel Ángel Hernández, responsable estatal de conservación de especies de Ecologistas en Acción. "Elimina especies del listado que ahora se pueden comercializar y además introduce excepciones para atender a intereses particulares", añade.
Fuentes del Ministerio hacen otra lectura: “Por fin tenemos una normativa vigente sobre exóticas, porque la anterior norma estaba tan mal hecha que el Tribunal Supremo suspendió su aplicación de manera cautelar. Cuando esto ocurre, cuando el Supremo actúa de esta forma, es porque hay serias, profundas dudas sobre la legalidad del texto. Ahora sí podemos decir que España cuenta con una legislación vigente sobre especies exóticas invasoras, con un catálogo en el que se han incluido 53 especies más y un texto que ha sido debatido ampliamente con los sectores implicados, con todos los grupos ecologistas cuyas observaciones han sido incluidas en un buen número de casos".
En realidad, lo único que suspendió el Tribunal Supremo fue la inclusión en el catálogo de una única especie, Micropterus salmoides o black bass, un pez llamado también perca negra americana muy apreciado por los pescadores deportivos. Un grupo de presión formado por varias comunidades y dos importantes colectivos de pescadores había pedido la suspensión parcial del catálogo, algo a lo que accedió el Consejo de Ministros del 24 de febrero de 2012 (suspendió los artículos 1,4,5,7,8,10, la disposición transitoria 2ª y el anexo 2), recién llegado el nuevo Gobierno. La decisión del Supremo se produjo un mes después.
Fuente:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/01/actualidad/1375383055_339580.html
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