lunes, 12 de diciembre de 2011

ESFINGE DE LA LECHETREZNA EN EL HOSQUILLO

Dejo aquí una foto de una oruga de esfinge de la lechetrezna (Hyles euphorbiae), que descubrimos en la visita al parque El Hosquillo, en la Serranía de Cuenca, el pasado agosto. Aunque la imagen no es muy buena, y no hace justicia a los brillantes colores que presentaba el animal, se puede apreciar el contraste entre los ocelos blanquinegros, el naranja, el amarillo y el rojo (que por desgracia, quedaron muy desvaídos por la falta de luz al tomar la foto):



Como puede apreciarse, se encontraba alimentándose en una ramita de lechetrezna de bosque (Euphorbia amygdaloides). La estrecha asociación entre esta mariposa y las lechetreznas (ya que las larvas se alimentan casi exclusivamente de hojas de varias especies de Euphorbia), me lleva a hacer un breve comentario sobre este grupo de plantas. Y es que este género de fanerógamas de la familia Euphorbiaceae, muestra un extraordinario polimorfismo, que para el neófito resulta desconcertante. Por ejemplo, quien está familiarizado con la lechetrezna de bosque u otras especies parecidas de nuestros campos y montes, difícilmente podrá relacionarlas con las plantas carnosas y espinosas (muy parecidas a cactus) que crecen en los cerros rocosos del sur de Marruecos. Y sin embargo, todas son Euphorbia. Unas 2.000 formas han sido clasificadas, incluyendo muchas adaptadas a semidesiertos, aunque también a sabanas, monte mediterráneo, bosques caducifolios, pinares, o paisajes abiertos rocosos. Un asombroso caso de adaptabilidad, en el que la evolución ha moldeado una enorme diversidad de estrategias vitales, por las que estas plantas pequeñas y discretas han logrado colonizar ecosistemas muy diferentes con notable éxito.

En el caso de la lechetrezna de bosque, aparece como parte del estrato inferior y en claros de bosques caducifolios o encinares frescos, aunque en la Serranía de Cuenca la observamos en pinares de Pinus nigra, en aquellos más húmedos de Pinus sylvestris, así como en pinares mixtos, bosques mixtos de pinos y quejigos (Quercus faginea), y encinares húmedos con quejigos. En el punto de El Hosquillo donde encontramos este rodal de Euphorbia amygdaloides en el que se alimentaba la oruga de la esfinge, caminábamos por un pinar mixto húmedo a unos 1.200 m de altitud. El bosque presentaba un estrato arbustivo bien desarrollado, dominado por matorrales típicos de ambientes frescos con abundante humedad, como el boj (Buxus sempervirens).

No obstante, la esfinge de la lechetrezna no es un lepidóptero exclusivo de zonas montanas, pudiéndosela encontrar en cotas bajas y medias (hasta unos 2.000 m de altitud). Al parecer, es una especie muy extendida y bastante común, aunque yo nunca he observado un ejemplar adulto. A diferencia de la esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum), que puede verse volando en pleno día, la esfinge de la lechetrezna es fundamentalmente crepuscular, pudiendo alimentarse hasta bien entrada la noche.

Su área de distribución es esencialmente mediterránea, si bien existen poblaciones migratorias al norte de los Alpes. Existen numerosas formas emparentadas y muy parecidas (como Hyles gallii) repartidas por medio mundo. Esta esfinge ocupa diferentes tipos de hábitas, incluyendo bosque y monte mediterráneo de diferentes tipos, y sobre todo paisajes en mosaico en los que se alternan masas forestales, matorral, pastos y cultivos. Las orugas, que nacen en primavera, se desarrollan alimentándose básicamente de diferentes especies de Euphorbia, a lo largo del verano e incluso parte del otoño, diferenciándose dos generaciones anuales de mariposas. La primera aparece en primavera, al emerger los adultos de las larvas que han pasado el invierno ocultas. De los huevos que depositan estos ejemplares surgen nuevas orugas, que completan su desarrollo durante el verano. Al metamorfosearse, aparece la segunda generación de esfinges, que a su vez ponen huevos que dan lugar a orugas que crecerán durante el estío y el otoño, antes de hibernar y dar paso a la primera generación del año siguiente.

Los llamativos colores de estas orugas, además de ser muy fotogénicos, advierten a sus depredadores de que son tóxicas (igual que las plantas de las que se alimentan).

No hay comentarios:

Publicar un comentario