miércoles, 21 de diciembre de 2011

AJEDREZADAS BIGORNIAS EN EL ALTO TAJO

Visitar el Alto Tajo en el mes de Agosto, en las inmediaciones de Peralejos de las Truchas, es algo muy recomendable. Una paz impresionante te rodea a poco que te salgas de la carretera, entre enormes cañones de roca caliza, bosques de pinos, manchas de matorral y pastizales.



Abajo, en el fondo, fluye el Tajo, que por allí aún corre cristalino y gélido, entre bosques riparios dominados por salicáceas de diferentes especies:




Un lugar paradisíaco, donde poderse bañar (a quien le apetezca el agua helada) bajo la atenta mirada de los buitres.



Fue precisamente en la orilla del Tajo, en un pequeño banco de arena entre las hierbas junto a una chopera, donde descubrimos una impresionante concentración de mariposas de varias especies. Seguramente habían acudido allí a sorber sales. Las más abundantes, sin ninguna duda, eran unas pequeñas que formaban verdaderos enjambres:




Con mucha probabilidad se trataba de ajedrezadas bigornias (Pyrgus onopordi), unos lepidópteros de la familia Hesperiidae con un área de distribución limitada a la cuenca mediterránea occidental. Digo "con mucha probabilidad" porque en nuestro territorio coexisten varias especies de Pyrgus muy similares entre sí, y cuya diferenciación requiere no sólo de mejores fotos que las que yo hice, sino también de más conocimientos de los que poseo. Aun así, me decanto por Pyrgus onopordi dado que esta mariposa presenta en el reverso de sus alas posteriores un dibujo blanquecino característico, en forma de yunque. Aunque no muy bien, este diseño se puede observar en esta foto:




Otro hespérido parecido y que también está bastante extendido en la zona del Alto Tajo es la ajedrezada tórrida (Pyrgus cirsii), y no sería de extrañar que los enjambres que se posaban sobre la arena estuvieran formados por más de una especie.


La ajedrezada bigornia se encuentra distribuida de forma dispersa por el norte de África, desde el norte de Argelia al noroeste de Marruecos. En Europa aparece fundamentalmente en el centro y sur de la península ibérica (tanto en España como en Portugal), a lo largo de la península italiana y el sur de Francia, aunque se conocen algunas poblaciones más al norte, incluso en Suiza y la franja eurosiberiana del norte ibérico (donde es muy rara). Es, por tanto, un endemismo del Mediterráneo occidental.


Se trata de un insecto ligado a prados y matorrales con comunidades florísticas ricas, particularmente en localidades relativamente cálidas, y desde altitudes bajas a unos 1.800 m sobre el nivel del mar. Se observan ejemplares en vuelo desde abril a octubre, con tres generaciones anuales. Entre las plantas de las que se alimentan sus orugas se han citado Malva neglecta, y diversas especies de Althaea, Ruta, Rubus, Potentilla, Helianthemum, Scabiosa y Knautia.


Tal y como se puede ver en las primeras fotos, en la zona donde vimos los enjambres de ajedrezadas se encuentra bosques de coníferas con prados y matorrales que se desarrollan sobre suelos calizos. Y muy cerca se dan diferentes comunidades vegetales asociadas al río. En estas condiciones encontramos una enorme cantidad de especies de plantas en un espacio muy reducido, lo que supone una de las mayores riquezas del parque del Alto Tajo. En cualquier caso, permite que estas mariposas prosperen en los pastizales y praderas de tierras altas, al tiempo que pueden acceder a las cercanas fuentes de sales disueltas que el río les ofrece en sus márgenes.



lunes, 12 de diciembre de 2011

ESFINGE DE LA LECHETREZNA EN EL HOSQUILLO

Dejo aquí una foto de una oruga de esfinge de la lechetrezna (Hyles euphorbiae), que descubrimos en la visita al parque El Hosquillo, en la Serranía de Cuenca, el pasado agosto. Aunque la imagen no es muy buena, y no hace justicia a los brillantes colores que presentaba el animal, se puede apreciar el contraste entre los ocelos blanquinegros, el naranja, el amarillo y el rojo (que por desgracia, quedaron muy desvaídos por la falta de luz al tomar la foto):



Como puede apreciarse, se encontraba alimentándose en una ramita de lechetrezna de bosque (Euphorbia amygdaloides). La estrecha asociación entre esta mariposa y las lechetreznas (ya que las larvas se alimentan casi exclusivamente de hojas de varias especies de Euphorbia), me lleva a hacer un breve comentario sobre este grupo de plantas. Y es que este género de fanerógamas de la familia Euphorbiaceae, muestra un extraordinario polimorfismo, que para el neófito resulta desconcertante. Por ejemplo, quien está familiarizado con la lechetrezna de bosque u otras especies parecidas de nuestros campos y montes, difícilmente podrá relacionarlas con las plantas carnosas y espinosas (muy parecidas a cactus) que crecen en los cerros rocosos del sur de Marruecos. Y sin embargo, todas son Euphorbia. Unas 2.000 formas han sido clasificadas, incluyendo muchas adaptadas a semidesiertos, aunque también a sabanas, monte mediterráneo, bosques caducifolios, pinares, o paisajes abiertos rocosos. Un asombroso caso de adaptabilidad, en el que la evolución ha moldeado una enorme diversidad de estrategias vitales, por las que estas plantas pequeñas y discretas han logrado colonizar ecosistemas muy diferentes con notable éxito.

En el caso de la lechetrezna de bosque, aparece como parte del estrato inferior y en claros de bosques caducifolios o encinares frescos, aunque en la Serranía de Cuenca la observamos en pinares de Pinus nigra, en aquellos más húmedos de Pinus sylvestris, así como en pinares mixtos, bosques mixtos de pinos y quejigos (Quercus faginea), y encinares húmedos con quejigos. En el punto de El Hosquillo donde encontramos este rodal de Euphorbia amygdaloides en el que se alimentaba la oruga de la esfinge, caminábamos por un pinar mixto húmedo a unos 1.200 m de altitud. El bosque presentaba un estrato arbustivo bien desarrollado, dominado por matorrales típicos de ambientes frescos con abundante humedad, como el boj (Buxus sempervirens).

No obstante, la esfinge de la lechetrezna no es un lepidóptero exclusivo de zonas montanas, pudiéndosela encontrar en cotas bajas y medias (hasta unos 2.000 m de altitud). Al parecer, es una especie muy extendida y bastante común, aunque yo nunca he observado un ejemplar adulto. A diferencia de la esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum), que puede verse volando en pleno día, la esfinge de la lechetrezna es fundamentalmente crepuscular, pudiendo alimentarse hasta bien entrada la noche.

Su área de distribución es esencialmente mediterránea, si bien existen poblaciones migratorias al norte de los Alpes. Existen numerosas formas emparentadas y muy parecidas (como Hyles gallii) repartidas por medio mundo. Esta esfinge ocupa diferentes tipos de hábitas, incluyendo bosque y monte mediterráneo de diferentes tipos, y sobre todo paisajes en mosaico en los que se alternan masas forestales, matorral, pastos y cultivos. Las orugas, que nacen en primavera, se desarrollan alimentándose básicamente de diferentes especies de Euphorbia, a lo largo del verano e incluso parte del otoño, diferenciándose dos generaciones anuales de mariposas. La primera aparece en primavera, al emerger los adultos de las larvas que han pasado el invierno ocultas. De los huevos que depositan estos ejemplares surgen nuevas orugas, que completan su desarrollo durante el verano. Al metamorfosearse, aparece la segunda generación de esfinges, que a su vez ponen huevos que dan lugar a orugas que crecerán durante el estío y el otoño, antes de hibernar y dar paso a la primera generación del año siguiente.

Los llamativos colores de estas orugas, además de ser muy fotogénicos, advierten a sus depredadores de que son tóxicas (igual que las plantas de las que se alimentan).

martes, 29 de noviembre de 2011

EL GRAN CASINO DE LOS MONEGROS, OLVIDADO




Aunque con un poco de retraso, no quería dejar de comentar una noticia positiva, en medio de este ambiente apocalíptico en el que a veces parece que estamos inmersos. Efectivamente, el proyecto Gran Scala de Monegros ha pasado a mejor vida, para suerte de casi todos.


Recordemos que este mostruoso parque temático del juego y el consumo, conocido también como un Las Vegas del sur de Europa, fue patrocinado e impulsado por el anterior gobierno aragonés (del PSOE), aplaudido por buena parte del resto de las fuerzas políticas, y saludado desde el gobierno central. Recordemos que, pese al esperpento de pretender que un descomunal casino fuera la imagen de Aragón, pese al consabido pelotazo urbanístico, pese a la gigantesca demanda de agua que requerirían esas instalaciones, pese a ser lo contrario a lo que debe aspirar una sociedad responsable, el Gran Scala fue expuesto por políticos y medios de comunicación como una gran promesa de desarrollo y de futuro.


Pues bien, si algunas cosas buenas tiene la crisis, es que hace inviables algunas de estas pesadillas ambientales. El pasado 10 de octubre, los promotores de Gran Scala no hicieron frente al pago del último plazo de las opciones de compra de los terrenos. Ni siquiera ha hecho falta llegar a febrero de 2012 para tener que dar el último paso hacia la definitiva materialización de "la cosa". Esperemos que cunda el ejemplo, y que otros proyectos demenciales, como el de San Glorio, también queden para siempre en el olvido.

Dejo un artículo al respecto:



Los Monegros finiquitan hoy el megalómano 'bluf' de Gran Scala


10/10/2011


Hoy debía ser día de cobro en Ontiñena, pero nadie en el pueblo espera ya a los representantes de International Leisure Development (ILD), el consorcio que lanzó la ilusoria macrociudad del juego llamada Gran Scala: una inversión de 17.000 millones de euros promovida por unos emprendedores que no pagan la minuta a sus abogados y que eligen como imagen pública a un ejecutivo que termina condenado por asesinato.

El 10 de octubre era la fecha señalada para que ILD desembolsara el último plazo de las opciones de compra, tras lo que llegaría, el 10 de febrero del próximo año, la hora de la verdad con la compra de los terrenos o la retirada oficial del proyecto. Sin embargo, todavía sigue pendiente el penúltimo pago sobre 1.100 de las 1.400 hectáreas señaladas.


Los propietarios de los terrenos se han repartido 1,2 millones de euros --seis veces más de lo que habrían sacado cultivándolos-- con la expectativa de recibir otros casi ocho que en realidad nadie espera ya. Los efectos de ese dinero han sido variados: algunos vecinos han ahorrado un dinerillo, otros optaron por endeudarse en inversiones cuya financiación zozobra ahora e incluso hay quien ha perdido una pensión no contributivas tras detectar el fisco sus ingresos.


Cuando casi hace cuatro años de la megalómana presentación de la idea en la Sala de la Corona del Pignatelli con las intervenciones estelares de Marcelino Iglesias y José Ángel Biel --principal propagandista de Gran Scala e ILD junto con el exconsejero Arturo Aliaga--, el actual Gobierno de Aragón no sabe oficialmente nada del consorcio ni del proyecto. "No han dado señales de vida", explicaron fuentes del Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi, que añadieron que, además, "el Gobierno tiene otras prioridades".


En esos casi cuatro años, la cotización de Aristocrat, el principal productor de software para el juego y principal socio industrial de ILD, se ha desplomado más de un 80%: de los 11,15 dólares por acción del 14 de diciembre del 2007 a los 2,22 del viernes.


El fiasco de los casinos llega a Ontiñena a los 20 años del anuncio de aquella siderurgia que iba a generar cientos de empleos y que tampoco se materializó.

sábado, 19 de noviembre de 2011

CONCLUSIONES CIENTÍFICAS SOBRE TRANSGÉNICOS

En relación con el siguiente artículo y los vídeos que he puesto después, me gustaría recordar algunas cosas:

La primera es que los transgénicos son uno de los pilares de lo que se ha venido llamando "revolución verde", según la cual el progreso técnico y científico lograría aumentar enormemente la producción de alimentos, y eliminaría el hambre en el mundo. Esto se ha demostrado una falacia dirigida a justificar o legitimar la fe ciega en el crecimiento económico y demográfico. El hambre no ha dejado de aumentar a nivel global, y gracias a la "modernización" agrícola la producción de alimentos se ha ido volviendo más y más dependiente de las grandes multinacionales (como Monsanto).

La segunda es que las mafias económicas que operan en la Unión Europea, lograron hace años que los europarlamentarios aprobaran leyes por las cuales se dificulta enormemente al consumidor saber si está comprando o ingiriendo transgénicos. Gracias a esto, la población está permanentemente expuesta a los efectos de una alimentación de origen incierto.

La tercera es que, pese a que en Europa el cultivo de transgénicos se encuentra muy restringido (aunque no su importación), en España hay prácticamente carta blanca. En la Comunidad de Madrid, empresas como Pioneer Hi-Bred Agro Servicios Spain SL llevan años plantando grandes extensiones de maíz transgénico en el Parque del Sureste. Incluso dentro de los espacios protegidos, estas prácticas mafiosas se permiten, al tiempo que se controla la información sobre sus efectos. Por este motivo, me ha parecido muy interesante esta publicación sobre estas Jornadas Científicas Internacionales sobre Transgénicos. Ya que no van a difundirlo en los medios de comunicación convencionales, voy a tratar de darle difución yo, dentro de mis posibilidades:


Científicos confirman los graves impactos de los transgénicos

Una importante representación de científicos europeos y españoles ha expuesto el jueves y viernes pasados, en Madrid, sus principales hallazgos sobre los riesgos e impactos de los cultivos y alimentos transgénicos, en el transcurso de las Jornadas Científicas Internacionales sobre Transgénicos ”Los transgénicos en el ámbito científico, agrícola, medioambiental y de la salud” . Durante estos dos días se han puesto sobre la mesa suficientes evidencias científicas sobre sus impactos ambientales, sociales y económicos y sobre sus riesgos para la salud como para rechazar su introducción en la agricultura y la alimentación.

Las jornadas, que han tenido lugar en la Escuela de Organización Industrial (EOI), y han sido organizadas por Amigos de la Tierra, CECU, COAG, Ecologistas en Acción, Greenpeace y Plataforma Rural, han reunido, entre otros, a científicos como: Giles Eric Serallini, Angelika Hilbeck, Christian Vélot, Mª del Carmen Jaizme-Vega, Julien Milanesi, Rosa Binimelis, Ana Carretero, Antonio Gómez Sal, Jorge Riechmann, Michael Antoniou o Julio César Tello Marquina.

Una de las conclusiones principales a las que han llegado de forma unánime los ponentes es que el cultivo de los transgénicos al aire libre supone un grave peligro para la salud y el medio ambiente, y no tiene nada que ver con el empleo de esta tecnología en laboratorio, en ambientes confinados, como su uso con fines médicos.

Michael Antoniou, experto en genética molecular y médica del King’s College, ha destacado durante su intervención que la tecnología de los transgénicos se basa en conceptos genéticos ya superados por la ciencia, que no están abalados por los últimos hallazgos de la genética. A su vez el catedrático de biología molecular de la Universidad de Caen, Gilles Seralini, ha señalado que los mecanismos de evaluación de riesgo previos a la liberación de un transgénico no están diseñados para proteger ni la salud, ni el medio ambiente.

Por su lado, la doctora en ciencias biológicas, Mª del Carmen Jaizme, ha asegurado que los microorganismos del suelo también son víctimas de los cultivos transgénicos, y por lo tanto la fertilidad de nuestros suelos y nuestra alimentación están en juego.
En otra de las ponencias, Christian Vélot, profesor de genética molecular en la Universidad de París, ha apuntado que casi la totalidad de las plantas transgénicas producen pesticidas en sus células o son cultivadas con enormes dosis de pesticidas. Con la conclusión de que “al comer transgénicos estamos comiendo veneno”.


También se ha recogido la experiencia de agricultores españoles como Jeromo Aguado, Presidente de la Plataforma Rural y Antonio Ruíz, ex-Presidente del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica. Además de un interesante debate entre miembros del Parlamento Europeo sobre la Evaluación de riesgos en materia de OMG, así como la propuesta de cambio legislativo de la Comisión Europea.

España es el único país de la UE que cultiva transgénicos a gran escala. Durante las últimas legislaturas, el Gobierno ha ignorado sistemáticamente los argumentos ambientales, sanitarios, económicos y sociales que han llevado a otros países europeos como Francia, Alemania, Suiza o Hungría a prohibir el cultivo del maíz transgénico que se cultiva en España. Los organizadores de esta jornada exigen al próximo gobierno que considere la desastrosa experiencia del cultivo de transgénicos en nuestro país y las evidencias científicas de sus impactos, prohibiendo el cultivo de transgénicos como una de sus primeras medidas. En plena campaña electoral, existen motivos más que suficientes para que los partidos se posicionen en un tema clave para el futuro de nuestra agricultura y alimentación.

Fuente: http://www.noticiaspositivas.net/2011/11/19/cientificos-confirman-los-graves-impactos-de-los-transgenicos/

Vídeos relacionados (muy interesantes):

http://www.eoi.es/portal/guest/evento/1739/jornadas-cientificas-internacionales-sobre-transgenicos-los-transgenicos-en-el-ambito-cientifico-agricola-medioambiental-y-de-la-salud-jornada-1

miércoles, 2 de noviembre de 2011

UNA DE ANFIBIOS EN LA SERRANÍA CONQUENSE Y ALREDEDORES

El tiempo que pasamos durante el mes de agosto en la Serranía de Cuenca, dio también para explorar algunos rincones en busca de anfibios. Una vez más, recorrimos algunos enclaves húmedos o con pequeños cursos de agua, con resultado desigual. La sierra está compuesta por elevaciones de materiales sedimentarios, que en su mayoría son fácilmente solubles en agua, por lo que los humedales tienden a ser pequeños. No obstante, las lluvias irregulares y en general poco abundantes son recogidas con bastante eficacia por las grandes masas forestales presentes en la zona, y dominadas por el pino negral (Pinus nigra) y, en menor medida, el pino albar (Pinus sylvestris):



Muy cerca del pueblo de Las Majadas, encontramos un charco menguante que resultó ser muy interesante para observar este tipo de animales:




Aunque detectamos renacuajos de sapo partero (Alytes obstetricans), llamaba mucho más la atención la gran cantidad de ranas comunes (Pelophylax perezi) de tamaño pequeño y mediano, que se amontonaban en las orillas para cazar insectos y tomar el sol:






Cuando nos acercábamos al agua, los saltos de decenas de ranas eran un verdadero espectáculo, y en cierto modo nos recordaba que, en un pasado reciente también en el sur y sureste de Madrid este anfibio era extraordinariamente común y abundante. Ya no es en absoluto así.


En cualquier caso, el lugar les era, evidentemente, muy favorable. El charco se encontraba rodeado de pastizales con muy poco arbolado, tal y como prefiere este anuro sediento de sol. Muy cerca también encontramos ranas comunes en un arroyo intermitente, pero en densidades mucho menores. El curso de agua se encontraba densamente cubierto por los árboles, y en ese momento se componía de un rosario de charcones inconexos:




Se trataba de un hábitat subóptimo para esta especie, y no era de extrañar que no encontráramos más de un ejemplar por charcón. Un poco más adelante, dimos con otro arroyo de mayor entidad, que fluía por un fondo de valle en el que se intercalaban arboledas de sauces y pastizales:




Aquí volvimos a encontrar ranas, y en una cantidad algo mayor. Esta pequeña corriente era embalsada en un azud de pequeñas dimensiones, rico en macrófitos acuáticos:




Precisamente entre la vegetación sumergida pudimos ver y fotografiar renacuajos de sapo partero:




La presencia de estas y otras pequeñas presas mantenía una población interesante de predadores, tanto en el azud como en el arroyo. Era el caso de este escorpión de agua (Nepa cinerea):



En los puntos en los que la cobertura del bosque de ribera era menor, y por tanto la superficie recibía mayor insolación, una mayor productividad primaria se traducía en la aparición de macrófitos y algas tapizantes:




No era de extrañar que fuera en estos puntos donde encontramos una mayor cantidad de fauna acuática, y en las inmediaciones, un primer ejemplar juvenil de sapo partero (Alytes obstetricans):




Este anuro primitivo, de la familia Alytidae, vive asociado tanto a masas boscosas como a matorral y áreas agrícolas del norte, centro y este de la península ibérica, así como buena parte de Francia, y algunas regiones de Bélgica, Suiza y Alemania. En el pasado era muy común en Madrid. Por ejemplo, existen citas de mediados del siglo XX a lo largo del valle del Jarama, donde actualmente sólo sobrevive una única población que agoniza en un manantial de Arganda del Rey. El sapo partero también fue, hasta hace muy poco, extraordinariamente común en el entorno del río Tajuña, el sureste madrileño y áreas alcarreñas adyacentes de Cuenca y Guadalajara. Allí, la subespecie endémica Alytes obstetricans pertinax está ahora al borde mismo de la extinción debido a la destrucción de sus lugares de reproducción (manantiales, abrevaderos, fuentes,...). Esta forma especializada era, hace sólo un par de décadas, relativamente abundante en pueblos como Ambite de Tajuña. El declive de estos animales hace que, por un lado, tengamos que ir cada vez más lejos para encontrarlos, y por otro es un síntoma del deterioro acelerado que está sufriendo nuestro medio.

Curiosamente, los anfibios pueden resultar muy adaptables si no se lo ponemos demasiado difícil. Por ejemplo, algunas especies se han adaptado muy bien al nacimiento del río Tajo, en la cercana Sierra de Albarracín. Concretamente, el Monumento al nacimiento del río Tajo (estéticamente una cagada, en mi opinión) se eleva a casi 1.590 m sobre el nivel del mar. A esa altitud la vegetación está constituida por prados alpinos, salpicados (o no) por sabinas rastreras (Juniperus sabina), y bosques de pino albar (Pinus sylvestris):



El lugar está sometido a un clima muy riguroso, con largos inviernos en los que se alcanzan temperaturas muy bajas, y en los que la innivación puede ser muy importante. Originalmente, el Tajo fluía como un arroyo a lo largo de un pastizal con pinos dispersos, pero a algún político aburrido se le ocurrió que era mucho mejor plantar allí un monumento. Se colocaron unas esculturas grises, y la pradera se excavó para hacer un estanque artificial cubierto de cemento. Parte del resultado es esto:



Pues bien, pese a todo, la fauna se ha sobrepuesto al atentado paisajístico (o al menos parte de ella), y en el estanque abundan las ranas comunes:







Resulta curioso que, aunque este tipo de ranas prefiere humedales cálidos de tierras bajas, con el tiempo ha acabado siendo más numerosa en las regiones montañosas más remotas. Y es debido al deterioro de los hábitats acuáticos en áreas humanizadas. Y si la rana común es un ejemplo de esto, más sorprendente aún es el caso de otro anfibio que localizamos en este enclave del nacimiento del Tajo. Se trata de ejemplares recién metamorfoseados de sapillo moteado (Pelodytes punctatus):



Se trata de otro anuro discreto y en general poco conocido, perteneciente a la familia Pelodytidae. Esta familia cuenta con sólo tres especies, una en el sureste del continente Europeo, y dos en el oeste y suroeste del mismo. En España encontramos estas dos especies, siendo una de ellas endémica (Pelodytes ibericus, del suroeste peninsular). En cambio, Pelodytes punctatus se distribuye, además de por el este y noreste de la península ibérica, por algunas regiones de Francia, áreas costeras del noreste italiano y, al parecer, algunos enclaves en Bélgica y Luxemburgo. El sapillo moteado suele hallarse estrechamente ligado a terrenos rocosos calizos, aunque localmente puede aparecer sobre suelos silíceos o ácidos (caso de los Montes de Toledo). Aparte de eso, muestra una cierta preferencia por ambientes abiertos o semiabiertos, incluyendo pinares poco densos, enebrales, sabinares, áreas agrícolas entre cerros calizos, e incluso cerros cubiertos por vegetación esteparia rala (como sucede en los alrededores de Zaragoza). Se reproduce en pequeñas charcas o arroyos de aguas tranquilas y vegetación abundante, pero los adultos son esencialmente terrestres y nocturnos, refugiándose durante el día bajo rocas o en fisuras del terreno.


En Madrid, eran muy conocidas las poblaciones de sapillo moteado del sureste, concretamente las de los cerros yesíferos de los ríos Jarama y Manzanares. Este anfibio aparece citado repetidamente en la documentación sobre la fauna del Parque del Sureste, y en su día fue una de las especies singulares que justificaban la existencia de este espacio protegido. Resulta escalofriante comprobar cómo el hábitat de este animal ha sido meticulosamente destruido desde la creación del Parque, debido básicamente al crecimiento urbanístico demencial de localidades como Rivas Vaciamadrid. Además, la sobreexplotación de los acuíferos ha supuesto que los manantiales en los que se reproducía se han ido secando. Resultaría muy interesante saber si aún sobreviven algunos ejemplares de este anuro en los cerros de la Marañosa, o incluso más al sur, en los cerros al norte de Titulcia.


Lo cierto es que el futuro de esta especie parece ahora más factible en un lugar inhóspito y duro, como el nacimiento del Tajo, que en otros enclaves antaño mejores. Nunca he visto un sapillo moteado en el sureste de Madrid, pese a que allí el hábitat en principio reuniría condiciones mucho mejores. Y es que, una vez más, los anfibios nos dan pistas de la salud del medio en el que también nosotros vivimos.

domingo, 16 de octubre de 2011

EEUU: CUANDO DEMOLER CASAS ES MÁS RENTABLE QUE CONSTRUIRLAS

Tanta fiebre urbanizadora, para acabar asistiendo a esto: la contracción de los espacios urbanos. En EEUU se vivió una burbuja inmobiliaria equivalente a la española, y con efectos similares: millares (seguramente millones allí) de viviendas sin comprador. Después de haber arrasado el paisaje, después de haber consumido ingentes cantidades de recursos naturales no renovables, después de haber destruido el entorno de todos..., la fiebre de la construcción ha quedado en un fracaso vergonzante. Nadie va a comprar todas esas casas, que en gran parte han quedado en manos de los bancos. Un modelo económico que muere de éxito, y un nuevo paisaje: el de los solares vacíos y las calles desiertas. Este artículo habla precisamente de este tema:






LOS BANCOS EMPIEZAN A DEMOLER CASAS EMBARGADAS EN EEUU PARA ALIVIAR LAS PRESIONES DEL MERCADO INMOBILIARIO


La escena de excavadoras derribando viviendas vacías se ha convertido en algo común en cleveland, una ciudad devastada por los impagos de hipotecas. Así, algunos grandes bancos del país han empezado a regalar propiedades abandonadas con riesgo de languidecer indefinidamente y empeorar la imagen de los vecindarios más deprimidos.

Y es que llegados a este momento, los bancos prefieren correr con los gastos de la demolición y limpieza del solar (unos 7.500 dólares o algo menos de 6.000 euros) a tener que seguir manteniendo los gastos de mantenimiento, impuestos de propiedades, posibles multas e incluso el coste por anunciar las viviendas. Todo esto supone una carga cuatro años después del estallido de la burbuja inmobiliaria y tras comprobar que son propiedades que nadie quiere.

En algunos casos, las demoliciones dan paso a jardines comunitarios, iglesias, plazas de aparcamiento o al menos, lugares sin miseria que son utilizados por "bancos de tierras" (asociaciones encargadas de mejorar dichas propiedades). Ante el amontonamiento de propiedades embargadas y cuya situación va en declive, otros estados como Georgia, Nueva York o Filadelfia han adoptado legislaciones para reaprovechar las propiedades inutilizadas a través de este tipo de organizaciones.

Al principio ha habido reticencia por los bancos a donar dichas propiedades, pero después de numerosas reuniones, son convencidos de que entregar sus peores propiedades es la mejor solución. De hecho, algunas firmas como Wells Fargo ya han entregado cerca de 1.000 propiedades por este sistema, que reconocen que les granjearse buenas relaciones con los vecindarios.

domingo, 9 de octubre de 2011

FUEGO Y GRAN FAUNA EN LA SERRANÍA DE CUENCA

La primera mitad de agosto de este año, hicimos una visita de una semana a la Serranía de Cuenca. Nos dio tiempo a recorrer muchos lugares interesantes y ver y fotografiar una gran cantidad de flora, fauna y formaciones geológicas. Uno de los lugares donde más animales vimos (y especialmente grandes mamíferos) fue en una extensión de bosque quemado en las proximidades de los pueblos de Las Majadas y Uña.



El bosque en cuestión se sitúa en la Muela de la Madera, una altiplanicie caliza que, si bien se eleva a una gran altitud, presenta un relieve llano o suavemente ondulado. El árbol dominante es el pino negral (Pinus nigra), con manchas formadas por pino albar (Pinus sylvestris), acompañados por numerosas especies de enebros, sabinas, rosáceas arbustivas y otros matorrales. Originalmente la masa forestal presentaba un aspecto similar a éste:




Los árboles, como puede apreciarse, no son viejos, y no se trata de un bosque maduro. No es de extrañar, dado que la moderna expansión de la superficie boscosa de la Serranía se ha llevado a cabo en el último medio siglo. Pese al clima riguroso, con pocas precipitaciones e inviernos largos y fríos, estas comunidades vegetales (incluso siendo relativamente jóvenes) albergan una fauna muy variada. Ésta incluye una gran diversidad de aves forestales y montanas, entre las que pudimos ver gran cantidad de paros de varias especies, zorzales (literalmente bandadas), grandes carroñeras y rapaces como el águila calzada (Hieraetus pennatus) y el águila real (Aquila chrysaetos). Entre los mamíferos predominan diferentes formas forestales, incluidas las ardillas, jabalíes, corzos, o carnívoros trepadores como la garduña.


Sin ninguna duda, los mamíferos más conocidos son los grandes ungulados, porque en esta zona alcanzan densidades elevadas, y porque son bastante fáciles de ver. Además, es uno de los puntos de la península Ibérica con una mayor diversidad de gran fauna. Así, en la Muela de la Madera y sus desfiladeros y laderas adyacentes, podemos encontrar jabalíes, nada menos que tres especies de cérvidos (corzo, gamo y ciervo), y dos bóvidos (cabra montés y muflón). Hay que resaltar que estamos hablando de un espacio muy pequeño. En cualquier caso, estos grandes mamíferos se alimentan de diferentes maneras, siendo todos herbívoros menos el jabalí (que es omnívoro). En realidad los cérvidos y los bóvidos salvajes de la zona se alimentan de una gran variedad de herbáceas y plantas leñosas, pero dependen de la hierba en medidas muy diferentes.

EL FUEGO


Este aspecto de su dieta, explica el modo en que su presencia ha variado en la Muela desde hace dos años. Por entonces se desencadenó un gran incendio allí. Según nos comentaron en Las Majadas, el fuego surgió en varios puntos durante una tormenta seca de verano con muchos rayos, lo que hace pensar en un incendio natural. En algunos puntos las llamas consumieron todo a su paso, dejando un cementerio de árboles calcinados tras de sí. Sin embargo, en amplias zonas no fue así, y parece que el fuego pasó bajo los árboles, matando algunos pero dejando en pie la mayoría. Dos años después encontramos un paisaje como este:




Los pinos supervivientes parecen haberse recuperado sin problemas, y el suelo se encuentra cubierto de plantas herbáceas que han proliferado al desaparecer los arbustos. También se han visto favorecidas por el aporte de gran cantidad de nutrientes en forma de cenizas, y por el incremento de la insolación directa por la muerte de cierto número de árboles. Para nuestra sorpresa, la primera vez que pasamos por allí, espantamos un grupo de cuatro gamos machos. Sus cuernos en forma de paleta estaban cubiertos de terciopelo, y parecían bastante rollizos. Más tarde, lugareños de Las Majadas nos comentaron que una gran cantidad de ciervos y gamos se veían atraídos por el bosque quemado, o mejor dicho, por la excelente calidad de la hierba que había brotado tras el incendio.


Pronto constatamos que esa afirmación era completamente cierta. Lejos de ser un lugar desolado, carente de fauna, el área quemada bullía de vida. Era muy fácil ver bandos de pinzones y zorzales, palomas torcaces y picos picapinos. Y por supuesto, grandes herbívoros. Esos días observamos ciervos y gamos en otros lugares de la Serranía, pero me resultó interesante que el bosque quemado fuera el único lugar en el que pudimos ver grupos de ciervas. En otros puntos divisamos ejemplares aislados, o hembras con su cría, pero aquí era fácil contemplar pequeños grupos de hasta 4 y 5 ejemplares en pleno día:





Algunos se alejaban nerviosos si pasábamos cerca, pero hubo algunos ejemplares que permanecían visiblemente tranquilos ante nuestra presencia (a unos 3 metros de distancia):







El grado en que la gran fauna se ha visto afectada por el paso de las llamas, es diferente en cada especie. El muflón y la cabra montés viven fundamentalmente fuera de la zona afectada por el fuego. En el caso del jabalí y el corzo, es posible que el efecto haya sido negativo. El jabalí aprecia la cobertura del matorral denso, que ha desaparecido:



Aun así, pudimos ver ejemplares de esta animal por allí. El corzo se beneficia igualmente de la cobertura densa, así como de la presencia de una flora arbustiva variada, de la que depende en gran medida para alimentarse. En cambio, el ciervo y el gamo se han visto muy beneficiados por el rebrote de un pasto muy nutritivo, debido a que son pacedores en mayor o menor grado. Además, estas praderas se encuentran rodeadas de bosques intactos, de manera que estos ungulados se ven favorecidos por un paisaje en mosaico que les ofrece alimento y cobertura en las misma zona.






Otros mamíferos también se han visto afectados de diferentes modos. Por ejemplo, no parece casual que las dos únicas liebres ibéricas (Lepus granatensis) que pudimos ver, las viésemos justo en esta área. En cualquier caso, estos animales explotan los recursos de una comunidad florística dinámica, que se encuentra en rápida evolución. Tras el incendio se produjo la germinación de la hierba, pero enseguida comenzará la aparición de plantones de una gran variedad de arbustos, así como pinos jóvenes procedentes de los piñones liberados por los árboles supervivientes. Aunque el diente de los grandes herbívoros puede retrasar este proceso, el bosque volverá a cerrarse con el tiempo.

Nuestra fauna parece haber desarrollado diferentes respuestas a estos procesos naturales, en los que los fuegos locales generan nuevas oportunidades y un paisaje más heterogéneo y dinámico. De hecho, la mano del ser humano puede tener un efecto mucho más devastador que el paso de las llamas. Me refiero al uso de maquinaria pesada para retirar árboles muertos, que en este lugar ha tenido un impacto muy grave y muy fácil de observar. Así, en los puntos en los que se han realizado este tipo de trabajos, nos encontramos algo como esto:




El suelo aparece revuelto y surcado por rodadas. Los plantones que comenzaban a germinar o ya se habían desarrollado, han muerto con el paso constante de la maquinaria, y la tierra se encuentra totalmente expuesta a la erosión. El proceso de regeneración natural se ha interrumpido, y con las lluvias se producirá el arrastre de la mayor parte de los nutrientes que contienen las capas superficiales del suelo. Muchas cosas hay que mejorar en la gestión de nuestros bosques.

miércoles, 5 de octubre de 2011

HACIA EL DERRIBO

Aún estamos así: sin derribar el hotel ilegal de El Algarrobico. Y es que, tras destaparse el escándalo de la costrucción de esta infraestructura y de todas las irregularidades necesarias para ello, hemos asistido a numeros espectáculos de lo más patético. Sin ninguna duda, los protagonistas han sido fundamentalmente los políticos. Recordemos que, en su día, el presidente andaluz (Manuel Chaves) aseguró que derribaría este hotel construido en un litoral protegido. Eran días de escándalo nacional por la corrupción urbanística, y esas declaraciones trataban de poner un tupido velo sobre la responsabilidad de la Junta en esa aberración. Sin embargo, al mismo tiempo se iniciaba una maniobra silenciosa, en la que la propia Junta de Andalucía aprobaba una modificación de la legislación que protege la zona. En la práctica, ese nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales abría la puerta a la legalización de El Algarrobico. Por suerte, parece que no va a resultar tan fácil:

https://www.ecologistasenaccion.org/article21448.html

Nada impide ya el derribo del hotel El Algarrobico

4 de octubre

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 30 de septiembre de 2011, notificada hoy, restablece en El Algarrobico la protección que tenía en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de 1994, es decir “áreas naturales de interés general”, espacio protegido no urbanizable. Con esto da la razón a la demanda de Ecologistas en Acción y abre la puerta definitiva al derribo del hotel.
La Junta de Andalucía había tramitado en 2008 un nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) donde El Algarrobico aparecía como “núcleo existente y otras zonas degradadas”. La normativa en esas zonas es muy ambigua pues considera compatible la reconstrucción de los inmuebles existentes siempre que se dediquen al uso turístico, lo que permitiría legalizar el Hotel del Algarrobico.


Con esta sentencia el Tribunal Supremo declara como no urbanizable la zona lo que obliga al Ayuntamiento de Carboneras a restablecer la protección que tenía el Algarrobico en 1994, es decir, espacio protegido no urbanizable.

El Ayuntamiento de Carboneras, en el PGOU, Plan General de Ordenación Urbana, aprobado en 2009 ha clasificado El Algarrobico como urbanizable y prevé construir 250 viviendas, además del hotel, todo ello con el visto bueno de la Junta de Andalucía.

Con esta sentencia, el Ayuntamiento de Carboneras tendrá que modificar el PGOU en el próximo pleno municipal y declarar El Algarrobico como no urbanizable.

Ahora es el momento que tanto el Gobierno Central, vía Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, así como al Junta de Andalucía cumplan su promesa y derriben de una vez, y antes de las elecciones del 20 de noviembre, el hotel ilegal.

domingo, 14 de agosto de 2011

RANAS Y ABREVADEROS EN LOS MONTES DE TOLEDO

La rana común (Pelophylax perezi) es uno de los anfibios más ampliamente distribuidos y más adaptables de nuestra península. Se lo puede encontrar en una gran diversidad de ambientes, desde lagunas costeras entre dunas a lagos, charcas, meandros fluviales, marismas y otros tipos de aguazales. Puede ocupar también medios creados por el ser humano, lo que en ocasiones ha hecho que sobreviva allí donde otros muchos anfibios han desaparecido. También esta flexibilidad ha permitido que esta rana colonice lugares en los que sólo la intervención humana le garantiza un hábitat adecuado.

Un ejemplo de esto lo pudimos comprobar esta primavera y verano en la fachada norte de los Montes de Toledo, en las inmediaciones de San Pablo de los Montes. Las laderas se encuentran cubiertas por bosques de roble melojo (Quercus pyrenaica), que se desarrollan sobre suelos derivados de granitos y cuarcitas.



Existe agua en forma de riachuelos de aguas cristalinas, pero estos no son adecuados para mantener poblaciones de rana común. En primer lugar son intermitentes, secándose en gran medida durante el verano. Además, sus aguas son frías y rápidas. Y por último, la cobertura del dosel forestal proporciona una sombra de la que no gusta este anfibio. No es raro, por tanto, que esta especie sea muy rara en los cursos de agua naturales que pudimos visitar en esa zona. Sin embargo, ranas hay, y muchas. Concretamente en abrevaderos y fuentes artificiales:














Aquí, como en otros lugares de nuestro territorio, el mantenimiento de estas infraestructuras es clave para garantizar la supervivencia de este grupo de animales, uno de los más amenazados por la actividad humana.



ESCAPADA AL VALLE DE IRUELAS

Aprovechando un fin de semana de acampada en el mes de julio, pudimos explorar las zonas bajas y medias del valle de Iruelas. Esta zona, enclavada en la cuenca alta del río Alberche (en su margen derecha), va a desembocar en el embalse de El Burguillo, cerca del límite entre la provincia de Ávila y el oeste de Madrid. La relativa cercanía de la capital, y de enclaves masificados como el embalse de San Juan, o el propio embalse de El Burguillo, hacen que haya bastante afluencia de gente en la reserva de Iruelas. De hecho, en el camping suele haber bastante gente. Sin embargo, es suficiente con alejarse un poco de las principales infraestructuras para encontrar una soledad bastante chocante.




Al margen de lo agradable que es el sitio, para pasear, bañarse o pescar, valle arriba podemos encontrar comunidades vegetales muy interesantes, sobre todo teniendo en cuenta las alteraciones paisajísticas que ha sufrido Sistema Central (como gran parte de la península) desde tiempos muy antiguos. Se trata de una cuenca estrecha, excavada por un arroyo que ha ido erosionado el granito de las montañas. Se orienta hacia el norte, de tal manera que retiene bastante humedad incluso en verano, y además toda la reserva se encuentra a bastante altitud: desde unos 1.950 m sobre el nivel del mar, en la cumbre del Cerro de la Escusa, hasta unos 730 m de altitud a orillas del embalse.

El clima se encuentra influenciado por la altitud, aunque también es importante reseñar que recibe influencias oceánicas, debido a su posición geográfica. En este sentido, la vegetación que encontramos es, en muchos casos, típica de la Meseta, y adaptada a un clima mediterráneo continental, pero también se dan numerosas especies de preferencias atlánticas. Así, entre los árboles, encontramos la encina (Quercus rotundifolia), pero también el roble melojo (Quercus pyrenaica). Originalmente la zona estaba cubierta por diferentes comunidades vegetales, entre las que se encontraban melojares, encinares mesomediterráneos, y también pinares mixtos o puros de tres especies de Pinus. Sin embargo, a lo largo de la historia se dio un prolongado proceso de cortas y quemas, sobre todo para abrir pastos destinados al ganado.

Este proceso, a lo largo de los siglos alteró profundamente la distribución y composición de las comunidades de plantas. Los pinares debieron retroceder drásticamente. De hecho, dos de las tres especies de pinos nativos cuentan con una presencia testimonial: el pino negral (Pinus nigra) y el pino albar (Pinus sylvestris) cuentan en la zona con escasos ejemplares, que se consideran restos de bosques ancestrales de gran extensión. Los bosques de encinas y robles, más resistentes a los fuegos, sufrieron también procesos muy intensos de talas, para carboneo y aprovechamiento de la madera, por lo que a comienzos del siglo XX la cubierta vegetal de la zona estaba dominada por matorrales correspondientes a etapas degradadas de los bosques antiguos. Entre estas especies de matorrales, destacan los enebros (Juniperus oxycedrus), la jara pringosa (Cistus ladanifer) y los escobonales (Genista florida). Posteriormente se potenciaron las reforestaciones con pino resinero (Pinus pinaster) para su aprovechamiento económico, de tal manera que esta especie llegó a ocupar extensiones enormes del Valle de Iruelas y de toda la zona. Parte de estos pinares se asientan hoy en el dominio de antiguos encinares y robledales. Sin embargo, a finales del siglo XX se dio otro fenómeno que volvió a modificar localmente la vegetación: los incendios forestales. Sucesivos incendios, en las inmediaciones del embalse de El Burguillo, devoraron año tras año grandes superficies de pinar de pino resinero, lo que ha contribuido a la aparición de comunidades vegetales heterogéneas y más naturales que las repoblaciones.

En cualquier caso, dentro del Valle de Iruelas podemos encontrar magníficos ejemplos de bosques maduros de pino resinero:



Este pino tolera condiciones de menor pluviosidad que sus otros dos parientes locales (el negral y el albar), y además fue la especie predominante en las antiguas plantaciones. Por eso no es de extrañar que sea el árbol dominante en la reserva. Pero además, tiene otra característica: su buena adaptación a los incendios forestales. En efecto, el resinero aguanta bastante bien el paso de los fuegos (sobre todo los ejemplares grandes), y tras estos tiende a darse una abundante germinación de piñones. Todo esto puede observarse muy bien en los alrededores del embalse, y particularmente al sur del mismo. Podemos ver pinares quemados hace años, en los que un buen número de árboles maduros sobrevivieron casi intactos, y protegidos por sus gruesas cortezas. Bajo ellos se desarrolla un sotobosque muy variado, en el que las especies pirófitas (como las jaras) coexisten con rebrotes de encinas y enebros, y con gran número de jóvenes pinos que crecen a buen ritmo. Como ejemplo, estas fotos:








La fauna que podemos encontrar también es muy interesante, con especies animales propias de bosques de influencia atlántica. Es el caso del rabilargo (Cyanopica cyanus):




De hecho, el valle contiene numerosos seres vivos típicos de ecosistemas lluviosos. Por ejemplo, a lo largo del arroyo encontramos gran abundancia de alisos (Alnus glutinosa), junto a fresnos de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia). Este último árbol es propio también de ambientes mediterráneos húmedos, pero la presencia del helecho Pteridium aquilinum muestra la importante influencia atlántica en el ambiente:




A este helecho hay que sumar otras especies, como el castaño (Castanea sativa) y el tejo (Taxus baccata) que son propias de bosques lluviosos (y que han sufrido un enorme retroceso debido a los anteriores regímenes de fuegos). Justo en estas manchas residuales de bosques caducifolios húmedos, encontramos algunos animales propios de la costa atlántica. Es el caso del topillo lusitano (Microtus lusitanicus), del que encontramos abundantes madrigueras:



Este pequeño roedor excavador prefiere ambientes relativamente húmedos, y en esta zona es muy común en los bordes de bosques caducifolios. Aunque penetra en la Meseta a lo largo del Sistema Central, al sur de estas montañas es sustituido por una especie muy parecida aunque mejor adaptada a la sequedad: el topillo mediterráneo (Microtus duodecimcostatus).


Debido a estas condiciones, con abundancia de agua y elevada productividad vegetal, tres grandes mamíferos son muy abundantes: el jabalí (Sus scrofa), el ciervo (Cervus elaphus) y, de forma llamativa, el corzo (Capreolus capreolus). El corzo, que se hace bastante raro en ambientes secos al sur de este sistema montañoso, debe alcanzar muy buenas densidades en el Valle de Iruelas, a juzgar por la cantidad de rastros que podían verse:




No obstante, como sucede con la flora, buena parte de la fauna forestal de la reserva es muy flexible, y no está ligada a las masas forestales caducifolias o atlánticas. Es el caso de las jinetas, garduñas, tejones, y de los abundantes arrendajos (Garrulus glandarius) que se desplazan con vuelos cortos por el dosel forestal. Este córvido, más ligado al bosque denso que el rabilargo, dejó alguna pluma al alcance de la cámara de fotos (sin zoom ni nada parecido):




En el arroyo, también se pueden observar varias especies de animales interesantes, incluido el mirlo acuático (Cinclus cinclus), el sapo común (Bufo bufo), y la endémica y amenazada rana patilarga (Rana iberica), que aparentemente presenta densidades bajas o muy modestas (dos ejemplares detectados en un paseo bastante minucioso).



Aunque teóricamente en este curso de agua vive una población de desmán (Galemys pyrenaicus), nunca he llegado a ver un ejemplar de este rarísimo mamífero acuático. Y es que el arroyo muestra las huellas de una gestión muy mejorable. Así, se suceden casi hasta su desembocadura una serie de azudes y represamientos que alteran la fisonomía del cauce. De hecho, suponen un impedimento prácticamente insalvable para las migraciones reproductoras de la trucha común (Salmo trutta), lo que explica que se observe en densidades muy bajas incluso en tramos aparentemente óptimos para este pez. Lo curioso es que esto sucede dentro de un vedado de pesca que se supone vela por la conservación de esta especie, y que los represamientos ya no tienen uso.

En fin, un paseo muy interesante, además de agradable y relajante, que me gustaría repetir pronto. Y un ejemplo de cómo, en cuanto nos salimos de una buena carretera, pasamos del bullicio de un lugar masificado a la paz y los sonidos del bosque.