domingo, 14 de agosto de 2011

RANAS Y ABREVADEROS EN LOS MONTES DE TOLEDO

La rana común (Pelophylax perezi) es uno de los anfibios más ampliamente distribuidos y más adaptables de nuestra península. Se lo puede encontrar en una gran diversidad de ambientes, desde lagunas costeras entre dunas a lagos, charcas, meandros fluviales, marismas y otros tipos de aguazales. Puede ocupar también medios creados por el ser humano, lo que en ocasiones ha hecho que sobreviva allí donde otros muchos anfibios han desaparecido. También esta flexibilidad ha permitido que esta rana colonice lugares en los que sólo la intervención humana le garantiza un hábitat adecuado.

Un ejemplo de esto lo pudimos comprobar esta primavera y verano en la fachada norte de los Montes de Toledo, en las inmediaciones de San Pablo de los Montes. Las laderas se encuentran cubiertas por bosques de roble melojo (Quercus pyrenaica), que se desarrollan sobre suelos derivados de granitos y cuarcitas.



Existe agua en forma de riachuelos de aguas cristalinas, pero estos no son adecuados para mantener poblaciones de rana común. En primer lugar son intermitentes, secándose en gran medida durante el verano. Además, sus aguas son frías y rápidas. Y por último, la cobertura del dosel forestal proporciona una sombra de la que no gusta este anfibio. No es raro, por tanto, que esta especie sea muy rara en los cursos de agua naturales que pudimos visitar en esa zona. Sin embargo, ranas hay, y muchas. Concretamente en abrevaderos y fuentes artificiales:














Aquí, como en otros lugares de nuestro territorio, el mantenimiento de estas infraestructuras es clave para garantizar la supervivencia de este grupo de animales, uno de los más amenazados por la actividad humana.



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