jueves, 29 de agosto de 2013

EL SOL YA TIENE DUEÑO

Que nuestra sociedad vive inmersa en un circo institucional, en el que los medios de comunicación se arrodillan ante el poder económico, y los políticos se encuentran inmersos en grandes negocios sufragados con dinero público, no es nada nuevo. Sin embargo, hay que reconocer que este circo no es un espectáculo cualquiera: tiene más capacidad para asombrar que el famoso Circo del Sol.

Por ejemplo, quita el aliento tener una ministra de Sanidad implicada hasta las trancas en la trama Gürtel. También tener un ministro de Industria ejerciendo como tal, tras ser imputado por prevaricación relacionada con cuestiones urbanísticas en Canarias. Pero los personajes de este circo pueden llegar a rizar el rizo. Así sucede cuando el ministro de Industria, salpicado por la corrupción asociada a intereses económicos, decide cobrarnos por usar el sol. Me estoy refiriendo a José Manuel Soria y su flamante idea de gravar con pesados impuestos el uso de energías renovables, incluido el uso privado y colectivo de la energía solar.

Sí, lo sé, puede parecer imposible, increíble, inimaginable. Pero vayámonos acostumbrando, porque esta gente está dispuesta a exprimirnos hasta el límite. ¿Creíamos en un futuro de autosuficiencia, en el que viviríamos felices con nuestros paneles solares, sin contaminar? Pues fuimos unos ilusos, porque las grandes empresas del sector energético (que gobiernan de facto) no están dispuestas a dejar de enriquecerse a nuestra costa. Y si eso significa privatizar el Sol, pues se privatiza y pagamos por él. Éste es un primer paso, aunque no tardarán en producirse nuevos giros asombrosos en este espectáculo al que asistimos cada día.

La revista 'Forbes' se mofa del Gobierno español por poner un “impuesto al sol”


La batalla de los inversores en energías renovables contra el Gobierno español ha llegado a uno de los medios más poderosos del mundo, la revistaForbes, que elabora el famoso ranking de las mayores fortunas del mundo. Así, ha publicado un artículo en el que ridiculiza a nuestro Ejecutivo por la ocurrencia de “poner un impuesto al sol” ante la falta de ideas para reducir el déficit eléctrico, con lo que se alinea con los fondos norteamericanos perjudicados por la reforma.
El artículo es obra de Kelly Phillips Erb, especialista en fiscalidad de Forbes. Tras explicar que España es uno de los países con más horas de sol del mundo y que, por tanto, es lógico que haya impulsado la energía solar hasta colocarnos como uno de los primeros del mundo en capacidad fotovoltaica instalada, añade que eso ha provocado una sobrecapacidad respecto a la demanda de más del 60%. Y asegura que eso es lo que explica el déficit de tarifa de 26.000 millones (sin entrar en ninguna de las otras causas de este déficit más allá de las primas a la fotovoltaica).
Para solucionar este problema, continúa Phillips Erb, la vía elegida por España es imponer “impuestos y multas increíblemente onerosos”, y los impone precisamente sobre el comportamiento que ha estado incentivando y subvencionando durante más de una década: el uso de paneles solares. Y ahí es donde hace sangre: “Parece que los miembros del Gobierno se quedaron sin ideas, miraron al cielo un día y pensaron “¡Ya lo tengo! ¡Pongamos un impuesto al sol!””.
José Manuel Soria, ministro de Industria. Esta experta va más allá en su mofa y cuando se refiere a “los esfuerzos de reforma” añade “léase medidas desesperadas”. Critica también las medidas contra el autoconsumo como la “prohibición” de vender la energía sobrante a las eléctricas y, sobre todo, la obligación de conectar todos los paneles solares a la red con amenaza de multas de hasta 30 millones.
Aquí de nuevo se mofa del ministro de Industria, José Manuel Soria: “Esta clase de cifra es tan inabarcable para una persona media que es casi como si se la hubieran sacado de la manga en una conversación como ésta: “Ponemos 10 euros?” “Qué va, eso es muy poco.” “¿Qué tal 100 millones de euros?” “No, no, eso es muchísimo.” “¿30 millones de euros? “Sí, eso suena bien””.
Phillips Erb acusa a Soria de favorecer a las eléctricas con esta medida, que pretende asustar a los ciudadanos y hacer imposible el autoconsumo porque sale más barato seguir comprándosela a la compañía que le toque. E incluso se hace eco de las palabras de Teresa Ribera,  secretaria de Estado de Medio Ambiente con el Gobierno de Zapatero, en las que asegura que la reforma es “una seria invitación de Gobierno a los ciudadanos para que se vuelvan antisistema”.
El 'lobby' de los fondos estadounidenses
Huerto solar. (Efe)Más allá de las ridiculizaciones, con esta columna Forbes sealinea con los fondos norteamericanos que han invertido fuertes cantidades en energías renovables atraídos por las primas del anterior Ejecutivo y que ahora se rebelan contra este cambio de las reglas del juego “a mitad del partido”. Como ha venido informando El Confidencial, estos fondos están dispuestos a presentar grandes litigios contra Españapor lo que consideran una “expropiación progresiva” y una violación del principio de seguridad jurídica.
Lo cierto es que la reforma energética aprobada por Soria en julio reducirá la rentabilidad garantizada a los productores de fotovoltaica hasta el entorno del 7,5% -en la práctica no irá más allá del 5% porque el propio Gobierno estimará los costes en que han incurrido estas instalaciones- durante toda su vida útil. Eso significa que las que tuvieron una rentabilidad de dos dígitos en los primeros años con el sistema socialista verán reducidas drásticamente sus retribuciones a futuro, lo que hará inviables muchas de estas inversiones. Porque, además, lo normal es que se hicieran con porcentajes de deuda (apalancamiento) de hasta el 80%, que tienen que devolver.
El problema es muy grave porque estamos hablando de 50.000 huertos solares en los que, además de los fondos norteamericanos y las eléctricas españolas, están presentes muchos inversores individuales. Estos damnificados se comparan con los afectados por las preferentes de la banca nacionalizada y están dispuestos a judicializar el sector eléctrico para aguantar hasta que el PP pierda las elecciones y ocupe el Gobierno un partido más sensible a sus intereses.

jueves, 8 de agosto de 2013

CARRASPIQUES (Iberis saxatilis subsp. cinerea) EN LOS BARRANCOS DE ARANJUEZ

En otra de las salidas que hicimos esta primavera a los cerros de Aranjuez, encontramos una serie de plantas endémicas muy enteresantes. La verdad es que el tiempo no acompañaba ese día. Hacía viento y el cielo, a primera hora de la tarde, se encontraba cubierto de nubes grises y pesadas.


La vegetación está compuesta por elementos gipsófilos, en muchos casos similares a los que habíamos observado en la zona de Sotomayor, aunque con la clamorosa ausencia de los pítanos. Además, esta otra zona de cerros, muy cercana ya al casco urbano de Aranjuez, presenta formaciones preforestales, en las que encontramos coscojas (Quercus coccifera) y espinos negros (Rhamnus lycioides) de cierto porte. 

Estas elevaciones, muy erosionadas, están formadas por materiales solubles en agua, como los yesos. Por eso no es de extrañar que encontráramos barrancos excavados por la escorrentía. En uno de ellos, la floración blanca, casi luminosa, de unas plantas bajas nos llamó la atención:


Se trata de carraspiques (Iberis saxatilis subsp. cinerea), unas plantas endémicas y especializadas en crecer sobre yesos o calizas. Igual que el pítano, el carraspique es una crucífera. Normalmente se desarrolla en el dominio del espartal, precisa espacios abiertos y no crece ni en bosques ni en suelos profundos y fértiles. Aquí aparecían mezclados con espartos y romeros en una pendiente bastante inclinada. Aunque comunes en esa cárcava, eran difíciles de encontrar a sólo unas decenas de metros del barranco.


Estas plantas son endémicas de la península ibérica, donde presentan una distribución típicamente ibero-levantina. En la Comunidad de Madrid crecen en algunos enclaves del sur y sureste, siempre a ligadas a medios secos, esteparios, sobre suelos rocosos compuestos de calizas o yesos. En primavera, cuando florecen, se convierten en racimos de un brillante color blanco.


Luego, al entrar el verano y desaparecer la humedad de las últimas y escasas lluvias, los carraspiques pierden las flores. Como muchas otras plantas bien adaptadas a las áridas condiciones de los cerros yesíferos, durante el estío pierden las flores y casi el verdor, apareciendo como pequeñas matas achaparradas, de hojas finas y correosas que apenas traspiran agua. Unas criaturas perfectamente adaptadas a un medio hostil y que, además, son de una belleza muy peculiar.

Por desgracia, las dos últimas décadas han traído a Aranjuez un urbanismo salvaje que, impulsado por dos gobiernos municipales ávidos por financiarse mediante la especulación del suelo, se ha tragado enormes extensiones de cerros y tierras bajas. Los chalés de todo tipo, formas y colores, han trepado por las laderas más empinadas, y sólo han dejado de extenderse con el estallido de la burbuja inmobiliaria. El barranco donde fotografiamos los carraspìques se encuentra ya muy cerca de una de estas urbanizaciones. Esperemos que, en los años venideros, no lleguen a urbanizarse los cerros que quedan, respetándose así todo un santuario de plantas especialistas y endémicas.

lunes, 5 de agosto de 2013

PERROS AUTÓCTONOS: LOS RATONEROS MEDITERRÁNEOS

Quiero comenzar una serie de artículos sobre razas autóctonas de animales domésticos, centrada en la península ibérica y Baleares. La importancia de estas variedades es enorme, no sólo por ser parte de nuestro patrimonio cultural y antropológico, sino también por su potencial para facilitarnos la vida a nosotros y a las generaciones futuras.

Dentro de las razas caninas, España se caracteriza por ser la cuna de numerosas variedades reconocidas por su funcionalidad, que va desde el manejo de reses bravas a la conducción de rebaños de ovejas, de la protección de propiedades y frente a fieras salvajes, a la caza de muy diferentes tipos de piezas, como controladores de ratas o como auxiliares en barcos de pesca y puertos. Sin embargo, nuestras razas caninas se han encontrado siempre ligadas a las labores del campo, y a las clases sociales trabajadoras y campesinas. Por esta razón, desde la segunda mitad del siglo XX, a medida que la ciudadanía se iba identificando con una clase social económicamente ascendente y cada vez más cosmopolita, urbana y sofisticada, muchas razas de perro autóctonas cayeron en el olvido. Buena parte de ellas han quedado al borde de la extinción. Varias se han extinguido por completo.

Uno de los grupos caninos que mejor han capeado este abandono, ha sido el grupo de los ratoneros. En España se diferencian 5 variedades de este tipo de perros tan particulares, aunque no todas se encuentran reconocidas institucionalmente. De ellas, sólo el villanuco de las Encartaciones se considera críticamente amenazado de extinción. El resto, aunque sobre todo el ratonero valenciano y el bodeguero andaluz, se encuentran en una situación mucho más favorable.

Pero, ¿qué son los perros ratoneros? Bien, tradicionalmente en español se ha llamado así a determinado tipo de canes pequeños, empleados para matar ratas y ratones, así como para la caza de conejos o, más localmente, ratas de agua y pequeños carnívoros. De forma secundaria, también desempeñaban labores de guarda y de animales de compañía. Como es lógico, en el pasado no se tenía el concepto de raza que existe actualmente. No sólo no se diferenciaba entre ratoneros valencianos y murcianos, por ejemplo, sino que los perros se seleccionaban por funcionalidad, y no por tipo ni por estándar. No obstante, llama la atención observar que existía una gran uniformidad de tipo entre estos perros (siempre teniendo en cuenta que la selección era de tipo funcional). 

Pues bien, podemos observar tres grupos de ratoneros en España. Por un lado, tenemos el bodeguero andaluz, que es la variedad de mayor tamaño y la más parecida a un terrier. Por otro lado, el villanuco de las Encartaciones, siendo la única variedad norteña, es muy escasa y está muy poco estudiada, aunque muestra un gran parecido superficial con los ratoneros del Mediterráneo. Estos últimos son a los que dedico el presente artículo. Tres son las distinciones raciales que se hacen en la actualidad (en mi opinión, discutibles): ratonero mallorquín, ratonero valenciano y ratonero murciano. 

Ejemplar de ratonero murciano. Fuente: http://www.alianzfederation.org/fr/grupos-caninos-alianz/razas-reconocidas/634-standar-canino-ratonero-murciano

Se trata de perros pequeños; de hecho, los menores de todos los canes autóctonos. La alzada hasta los hombros ronda los 30 cm o poco más, mientras que el peso no supera los 8 kg en la forma más corpulenta (el ratonero valenciano) y se mantiene por debajo de los 4 kg en el ratonero mallorquín. La cabeza es alargada, con orejas triangulares, pequeñas y erectas. La cola es muy corta, bien porque los animales nacen sin cola o porque se les amputa a los pocos días. También es característico el pelaje, muy corto, apretado y brillante.

En cuanto a los orígenes de estos animales, no están nada claros. Existen varias teorías. En algunas de ellas se relaciona la aparición de la forma actual de los ratoneros con el comercio con Inglaterra a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX. En el levante español, dicho comercio se intensificó a lo largo del siglo XX con el desarrollo a gran escala del cultivo de cítricos para exportación. Con los barcos ingleses, llegaron también perros ingleses de tipo terrier, que solían emplearse en el control de roedores en los navíos. Existen fuertes evidencias de que los terrier no sólo desembarcaron, sino que se mezclaron con pequeños perros locales de la huerta valenciana y murciana. Es decir, existiendo previamente perrillos ratoneros en el levante (muy probablemente derivados de podencos de talla reducida) los terrier británicos vinieron a cruzarse con ellos y a darles algunas características que podemos observar hoy en día. Por ejemplo en la coloración. Un proceso muy similar puede atestiguarse en el bodeguero andaluz.

Sea como sea, estos perrillos polivalentes y adaptables formaron, durante largo tiempo, parte del paisaje de la huerta levantina, desde Castellón a Murcia, y tal vez más allá. Además, se asentaron también en algunos enclaves de Baleares. Empleados en la caza de conejos, mataban las ratas de huertos, corrales y cuadras, alertaban de la llegada de extraños y protegían las pertenencias de los labriegos. En Valencia, era conocida su faceta como cazadores de ratas de agua en acequias y humedales del entorno de la Albufera. Se trataba de animales, por tanto, estrechamente ligados a las sociedades agrícolas del litoral mediterráneo. 

Pero, si ésta fue su cuna geográfica, llegaron a ser conocidos muy lejos, en el interior de la península. Así, mi abuelo cuenta que, en su pueblo natal del norte de Cuenca, los "perros ratoneros" eran uno de los 3 tipos de perros de caza empleados por el pueblo llano (los otros dos eran los galgos y los podencos). Según cuenta, los ratoneros se empleaban para perseguir los animales en sus madrigueras o en la maleza más espesa, para hacerlos salir al alcance de los canes más grandes. En realidad, más o menos variables en forma, color y proporciones, estos perros llegaron a encontrarse muy extendidos en la meseta.

¿Por qué han llegado a estar amenazados estos animales? Bien, en la segunda mitad del siglo XX, los ratoneros experimentaron un declive muy rápido y acusado. Varios son los factores que, combinados, pueden explicar este proceso. 

Unos de los más importantes tienen que ver con las alteraciones que ha sufrido el medio en el que vivía este perro. Por ejemplo, la irrupción de la mixomatosis y el colapso de las poblaciones de conejo, supuso que estos animales perdieran una de sus funciones. Además, las huertas de Valencia y Murcia sufrieron modificaciones drásticas, debido a la parcelación y modernización de los cultivos. El paisaje cambió radicalmente. Las antiguas acequias tradicionales, trazadas por los árabes, fueron "mejoradas". Es decir, se las cubrió de hormigón y cemento. Todo para aumentar la productividad de los cultivos, para vender más, ganar más con menos mano de obra y más maquinaria. Ser más competitivos. Los cañaverales y la exuberante vegetación que crecía en los márgenes de las acequias desaparecieron, y con ellos buena parte de la fauna. Incluidas las ratas, los erizos, los conejos y otros animales para cuya caza se empleaban los ratoneros. Paralelamente, comenzó la especulación del suelo y la urbanización masiva de la huerta. En unas décadas, los perros ratoneros habían perdido buena parte de su hábitat.


Ejemplo paradigmático de la destrucción de la huerta valenciana: paisaje de La Punta arrasado, junto al parque natural de La Albufera. 716.000 metros cuadrados de tierra de la máxima calidad agronómica y un ingente patrimonio cultural (hidráulico, arquitectónico y natural) aniquilados.

Otras causas relacionadas con el declive de estos canes son de índole social. El gusto por lo sofisticado y el desprecio por todo lo relacionado con la vida en el campo, nos han llevado a ignorar o minusvalorar nuestro propio patrimonio cultural. En lo referente a los perros, esto es muy sencillo: ¿queremos tener un perro de pueblo, de la huerta? Es gratis, aunque ¿por qué no tener una raza más exclusiva, o una que fuera el perro de reyes o de los emperadores de China? Tal vez uno se sienta más especial si saca a pasear un perro de aspecto exótico, con una historia glamurosa y un precio elevado. Los ratoneros siempre fueron perros de gente común y corriente, campesinos y trabajadores. Pero, ¿qué sucede cuando la gente ya no quiere ser lo que era? Bueno, entre otras cosas elige otro tipo de animales. Y en ese proceso, las razas autóctonas se han ido hundiendo.

En las últimas décadas, algunas asociaciones se han empleado a fondo para recuperar estos animales. El más beneficiado por estos esfuerzos ha sido el ratonero valenciano, que ha sido reconocido ya oficialmente como raza canina autóctona. El mallorquín y el murciano aún están en proceso. Se han establecido ya estándares raciales para las tres variedades, censos y programas de cría. Sin embargo, a mí me parece llamativo que se mantengan como tres razas separadas, siendo perros extremadamente similares. Especialmente los ratoneros valencianos y los murcianos. Entre estos dos tipos, las diferencias más apreciables son una talla algo mayor en el valenciano (aunque no mucho), y una coloración del cuerpo predominantemente blanca en el valenciano (manchada de negro) mientras que en el murciano predominan los colores sólidos. Sin embargo, se encuentran ejemplares murcianos con cuerpo blanco manchado de negro, y valencianos negros o de color enteramente canela. Desde mi punto de vista, la diferenciación es artificial, ya que los criadores valencianos están tratando de eliminar los colores sólidos de sus ratoneros mediante la cría selectiva. Finalmente cada comunidad autónoma tendrá un tipo de perro "propio". Esto tiene que ver con fronteras intelectuales, regionalistas, pero no con la naturaleza de este tipo de perros, que originalmente era el mismo en ambas comunidades autónomas (con las normales variaciones locales).

El concepto moderno de raza, estrechamente relacionado con la obsesión por la "pureza de sangre", es contrario a la propia historia de los perros. Durante milenios, ha existido un trasvase constante de genes entre perros de tipos o razas diferentes. De hecho, la aparición de los ratoneros que conocemos hoy en día se debe al mestizaje de canes bastante distintos. Son, esencialmente, mestizos, con sangre de animales peninsulares y de otros de origen extranjero. En cambio, con el establecimiento de las tres razas regionales, se impedirán los cruces entre ejemplares murcianos, valencianos y mallorquines (pues la descendencia no podría registrarse como de pura raza). En mi opinión, esto es un grave error; máxime cuando la recuperación de las tres variedades se ha hecho sobre un número escaso de animales fundadores. Genéticamente, esto supone un riesgo de endogamia innecesario.

El futuro de estas razas parece positivo. Existe un interés creciente en ellas, y las variedades no reconocidas aún por el Estado seguramente pasen a estarlo en unos años. Aunque demasiado tarde para las variedades del interior, los ratoneros de la costa y Baleares parecen irse abriendo camino en la sociedad de principios del siglo XXI, sobre todo gracias a la facilidad con que se adapta a la vida urbana. Es su pequeño tamaño y facilidad de cuidado lo que hacen esto posible. Esperemos, eso sí, que los ratoneros no pierdan nunca su carácter y funcionalidad, que son lo que garantizará su supervivencia futura. Sería una pena que se convirtieran en nada más que perros de salón. Para eso ya tenemos los chihuahuas.

Para más información sobre los tres ratoneros mediterráneos, recomiendo los siguientes enlaces (aunque seguramente haya otros más interesantes):

Ratonero valenciano:


Ratonero murciano:


Ratonero mallorquín:





sábado, 3 de agosto de 2013

ESPECIES EXÓTICAS: LA ECONOMÍA CAPITALISTA CORTOPLACISTA CONTRA LA CONSERVACIÓN AMBIENTAL



En los últimos años del gobierno de de José Luis Rodríguez Zapatero, asistimos a un tímido intento por solucionar uno de los problemas medioambientales más graves que afronta nuestro país (y el planeta en general): la introducción de especies exóticas. 

Este fenómeno no es nuevo. Sin embargo, las mejoras en los medios de transporte, el comercio internacional y ciertos hábitos relacionados con las sociedades de consumo del Primer Mundo, han convertido esto en un auténtico cataclismo medioambiental. En la actualidad, la introducción de especies exóticas de todo tipo, se considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad en nuestro mundo. Sólo la destrucción de los hábitats tiene un efecto aún más dañino para los habitantes de Gea.

En nuestro país, son numerosos y muy graves los casos de animales y plantas exóticos que, una vez adaptados a nuestro entorno, han causado daños de diferentes tipos. Estos van desde perjuicios económicos a la eliminación de especies nativas, por competencia o depredación, fundamentalmente. 

Durante el siglo XX, y sobre todo a mediados del mismo, las administraciones públicas se lanzaron a la introducción legal de numerosas de nuestras actuales "bestias negras". Era dominante, como hoy, una ideología según la cual la naturaleza debía servir a los intereses del ser humano, y debía hacerlo de una forma inmediata como beneficio económico. Es decir, los bosques, las estepas, los ríos, y todas las criaturas que los habitaban, sólo valían si generaban puestos de trabajo, madera, carne, pieles, resina; dinero, en definitiva. En ocasiones, los técnicos de este sistema político e intelectual, deducían que nuestra naturaleza era "mejorable", es decir, no producía todo lo que debía. Las mejoras consistían, básicamente, en introducir unas especies exóticas y eliminar otras nativas, según dictaban los intereses económicos. Desde este prisma capitalista productivista fue como el gobierno de Franco se lanzó a plantar nuestros montes de eucaliptos y a soltar lucios y black-bass por toda nuestra geografía, al tiempo que se invertía dinero público en exterminar lobos y águilas.

Con el paso del tiempo, parecieron operarse ciertos cambios en la mentalidad de los españoles y este tipo de prácticas dejaron de verse con buenos ojos en amplios sectores de nuestra sociedad. Otras, no obstante, han seguido vigentes hasta nuestros días, demostrando que la preocupación por el medio ambiente no es sino muy superficial.

Un caso flagrante, bien conocido en la Comunidad de Madrid por aquellos a los que nos gusta la pesca, es la gestión de los ríos de montaña como cotos. Y es que, aunque los cursos de agua son de titularidad pública en nuestro país, con mucha frecuencia se gestionan de forma privada, por tramos que se encuentran bajo la tutela de asociaciones de pescadores. Así, en los ríos de montaña madrileños, diferentes asociaciones gestionan los ecosistemas fluviales (públicos legalmente y salvajes medioambientalmente) como si fueran el patio de su casa. Se trata, por tanto, de un caso en el que la naturaleza se pone al servicio de intereses privados, para satisfacer el ocio de sectores minoritarios de nuestra sociedad. 

Las consecuencias son graves desde muchos puntos de vista. Una de ellas es que estas asociaciones no se encuentran interesadas en gestionar ecosistemas completos y complejos, sino que su principal objetivo es garantizarse jornadas de pesca que cumplan sus expectativas. Eso se encuentra detrás de sus continuas demandas a la Administración para que controle nutrias, cormoranes o martines pescadores (predadores naturales de peces). Y, por supuesto, que quieran "sus" ríos siempre llenos de truchas arcoíris de piscifactoría, puntualmente soltadas desde camiones cisterna.

Efectivamente, a corto plazo, este sistema de gestión genera puestos de trabajo. Hace imprescindibles empresas que críen toneladas de truchas exóticas, que a su vez demandan pienso, medicamentos, vehículos, combustible,... Además, la Administración recauda suculentas cuotas de estos cotos de pesca. La naturaleza al servicio del consumo. Los ecosistemas al servicio de nuestros caprichos. ¿A quién le importan las truchas nativas que deberían vivir en esos tramos fluviales, y todas las demás piezas de ese sistema vivo y complejo? Desde luego, a la sociedad de consumo no.

Eso parece tenerlo muy claro el gobierno de Mariano Rajoy, que ha derogado buena parte de la legislación sobre especies exóticas impulsada por el anterior gobierno (muy tibia de por sí). Su objetivo es que la conservación del medioambiente no sea un obstáculo para el desarrollo económico y determinadas minorías influyentes. Lo dicho: miopía económica capitalista contra la conservación de la naturaleza. Una vergüenza.

Dejo aquí este artículo, publicado el miércoles por El País:

El Gobierno rebaja la normativa contra las especies exóticas invasoras

El decreto que prevé aprobar mañana el Consejo de Ministros permite comercializar especies

La normativa 'indulta' al cangrejo rojo, la trucha arcoiris y el arruí, entre otros









El Gobierno tiene previsto aprobar mañana, en el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones, el Real Decreto que regula el catálogo de especies exóticas invasoras en España, un texto que ha generado rechazo entre las asociaciones ecologistas puesto que elimina el actual listado de unas 200 "especies exóticas con potencial invasor" e introduce excepciones a la prohibición general de introducirlas y comercializarlas. La norma derogará la anterior legislación aprobada hace apenas año y medio por el anterior Gobierno socialista.
En el catálogo se incluyen las especies exóticas que constituyen una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas. Según el proyecto que se conoció en abril pasado, que se presentó a las organizaciones ecologistas en el Consejo Asesor de Medio Ambiente, el cangrejo rojo queda 'indultado' cuando los ejemplares se destinen a la industria alimentaria. Algo parecido sucede con el visón americano. Se considera especie invasora, pero se permite que continúen las explotaciones actuales. Desde Medio Ambiente precisan que no estará permitido establecer o ampliar granjas en zonas de cría de visón europeo. Los ecologistas entienden que en el resto de áreas, sí. Fuentes del Ministerio consideran un "gran avance" la "restricción" de la presencia del visón americano, que en la anterior norma "no aparecía".
El texto también permite sueltas de trucha arcoiris, especie con gran interés para el negocio de la pesca recreativa. Parte de este sector y algunas comunidades autónomas alegaron a finales de 2011 contra su inclusión en el catálogo de especies invasoras. El texto define la suelta como la "liberación de ejemplares en el medio natural con la intención de su captura y extracción del medio de forma inmediata y sin perseguir el establecimiento de los ejemplares soltados". En el caso de la trucha arcoiris, la sueltas deberán hacerse, añade, "exclusivamente con ejemplares criados en cautividad, procedentes de cultivos monosexo y sometidas a tratamiento de esterilidad".
El arruí, una cabra procedente del Sáhara que se introdujo hace décadas para ser cazada, también queda amnistiada en la región de Murcia. El texto precisa que "en las áreas de introducción autorizada" antes de 2007, y de expansión natural delimitadas en Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Andalucía y Extremadura "será obligatoria la elaboración de normas, planes o estrategias para su gestión y control".
"Es un Real Decreto lleno de trampas", asegura Miguel Ángel Hernández, responsable estatal de conservación de especies de Ecologistas en Acción. "Elimina especies del listado que ahora se pueden comercializar y además introduce excepciones para atender a intereses particulares", añade.
Fuentes del Ministerio hacen otra lectura: “Por fin tenemos una normativa vigente sobre exóticas, porque la anterior norma estaba tan mal hecha que el Tribunal Supremo suspendió su aplicación de manera cautelar. Cuando esto ocurre, cuando el Supremo actúa de esta forma, es porque hay serias, profundas dudas sobre la legalidad del texto. Ahora sí podemos decir que España cuenta con una legislación vigente sobre especies exóticas invasoras, con un catálogo en el que se han incluido 53 especies más y un texto que ha sido debatido ampliamente con los sectores implicados, con todos los grupos ecologistas cuyas observaciones han sido incluidas en un buen número de casos".
En realidad, lo único que suspendió el Tribunal Supremo fue la inclusión en el catálogo de una única especieMicropterus salmoides o black bass, un pez llamado también perca negra americana muy apreciado por los pescadores deportivos. Un grupo de presión formado por varias comunidades y dos importantes colectivos de pescadores había pedido la suspensión parcial del catálogo, algo a lo que accedió el Consejo de Ministros del 24 de febrero de 2012 (suspendió los artículos 1,4,5,7,8,10, la disposición transitoria 2ª y el anexo 2), recién llegado el nuevo Gobierno. La decisión del Supremo se produjo un mes después.

Fuente:

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/01/actualidad/1375383055_339580.html