lunes, 29 de noviembre de 2010

PELOTAZOS Y BURBUJA INMOBILIARIA: EL CASO DE AMBITE DE TAJUÑA

Comienzo aquí una pequeña serie, que quiero dedicar a los desmanes urbanísticos cometidos en la Comunidad de Madrid y su entorno, como ejemplo de lo que ha venido sucediendo en buena parte de nuestro país. Lo hago preocupado por una doble vertiente negativa de este fenómeno:

Por un lado por el gravísimo daño medioambiental que ha supuesto y sigue suponiendo para nuestro patrimonio natural. Por el saqueo del territorio de todos. Por la destrucción de nuestro paisaje. Escandalizado por el expolio de suelo, agua y recursos. Asombrado por la naturalidad con la que la sociedad ha asistido a la desaparición de sus espacios abiertos, y su calidad de vida.

Por otro lado, por lo que la burbuja inmobiliaria significa para nuestra democracia. Los españoles nos habíamos dotado de un sistema político y social que se suponía admirable. Y sin embargo, ha trabajado al servicio de especuladores, de ladrones, de mafiosos. Se ha visto incapaz de atajar tramas corruptas escandalosas, de racionalizar el gasto de recursos, y de cuestionar las enormes inversiones públicas al servicio de intereses privados.

Me parece interesante lo bien que puede observarse en nuestro paisaje actual la huella de todo esto. Por eso, quiero poner algunos ejemplos. Empezaré con un caso pequeño, seguramente insignificante: el caso de Ambite de Tajuña, en el límite suroriental de la Comunidad de Madrid con la provincia de Guadalajara.

Érase un pueblecito blanco, encaramado a una ladera, en un valle idílico, tranquilo, rodeado de monte verde, y con un río cantarín regando su vega. Y érase también su ayuntamiento, regido por políticos no muy distintos de los de la mayor parte de los demás pueblos y ciudades. Al menos en una cosa: que vieron en el territorio y el paisaje no un bien común, ni una riqueza colectiva, sino un objeto del que apropiarse y del que sacar dinero. Mucho dinero. Y tampoco eran distintos en otra cosa: en desear más que nada el dinero, para lograr mantenese en el poder otros cuatro años más. Y ambas motivaciones son las que han llevado, a lo largo y ancho de nuestra geografía, a depredar salvajemente sobre nuestra tierra. La que heredarán las generaciones futuras.

En Ambite, ese empuje feroz llegó muy tarde, cuando ya la burbuja estaba apunto de estallar. Al borde de la crisis que tanto tiempo se llevaba esperando. Por eso, hoy en día podemos encontrar esto en medio del pueblo:
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Un complejo residencial de viviendas de lujo con piscina, dentro de un pueblecito de casitas blancas. La grúa desmontada y el cartel descolorido hablan de una operación fallida: las obras se pararon al poco de comenzar, y llevan años abandonadas. Recientemente se ha vallado, para evitar que alguien se caiga de las estructuras a medio construir:


No obstante, sigue siendo muy fácil asomarse, y contemplar aquel esqueleto, que posiblemente nunca llegue a convertirse en un bloque de viviendas de lujo. Desde allí mismo puede contemplarse otra operación urbanística terrorífica, la urbanización llamada Sierra de Tajuña:


Cuesta creer que antes la gente pudiera contemplar un monte verde al asomarse por la ventana desde Ambite. Una vez más se ha expoliado el territorio y el paisaje, en beneficio de intereses oscuros. Con frecuencia los políticos municipales (aunque también regionales y nacionales) han justificado el frenesí urbanístico de nuestro país, argumentando que respondía a una demanda real. Sin embargo, la realidad se muestra tozuda al respecto. Basta darse una vuelta por las empinadas calles de la Sierra de Tajuña, para comprobar que un altísimo número de viviendas se encuentran vacías. Nadie las compró. O si alguien las compró, nunca quiso ocuparlas. Ahí siguen, como recién construidas:
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Casas y más casas vacías y silenciosas, que nadie quiere.
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Entre tanto, es de suponer que el ayuntamiento costea la limpieza de las calles, la recogida de basura, el alumbrado público, y otros muchos gastos, para una población muy inferior a la prevista.
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Y aquí surge una nueva cuestión: ¿cómo sobrevivirán nuestros consistorios a las restricciones económicas que impondrá el largo periodo de crisis que nos espera?

6 comentarios:

  1. Es un caso calcado en muchos otros rincones de nuestra castigada geografía. Al lado mismo de mi casa tengo una de esas urbanizaciones fallidas. Y un poco más allá los chalets de lujo que nadie compró, sobre un suelo destinado a instalaciones deportivas municipales pero que de la noche a la mañana se transformaron en un esperpento más.
    En algún momento se tendrá que decidir volver atrás, tirar casas a medio hacer y recuperar monte. ¿o no? ¿para que valdrán esas ruinas dentro de diez años?

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  2. Pues sí, Jesús, yo soy también de esa opinión: al final comenzaremos a desmantelar (con grandes costes económicos a cargo de presupuestos públicos) parte de lo construido. Sobre todo porque mantenerlo en pie puede resultar carísimo. Precisamente voy a colgar en el blog una noticia que está muy relacionada con esto, aunque sea sobre autopistas de peaje.

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  3. excelente comentario y denuncia de practicas bastante comunes,esta de Ambite en concreto son casas que ademas de estafas en sus precios en las calidades, se están se cayendo por defecto del terreno entre otros males ...

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  4. Gracias por tu comentario, ultonia1717, no sabía que, además, hubiera fallos en la construcción. La verdad es que se levantó la urbanización en una ladera caliza con bastante pendiente. Un auténtica pena el destrozo paisajístico que se le hizo a Ambite, en una zona que estaba recuperándose de décadas de incendios provocados. Los que hemos vivido allí o pasado allí tiempo, disfrutábamos de unas vistas magníficas al otro lado del valle. Y ahora lo que hay es una cagada urbanística que pone los pelos de punta.

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  5. Actualmente... Sierra de Tajuña es una de las pedanías que forma parte de Ambite...

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  6. Siempre ha sido parte de Ambite, efectivamente. Eso no quita que sea un ejemplo de las políticas urbanísticas nefastas, despilfarradoras y corruptas que caracterizan a nuestros país. Y una aberración paisajística totalmente innecesaria

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