sábado, 23 de abril de 2011

VISITA PRIMAVERAL A CABAÑEROS

A principios de abril, ha tocado otra visita a Cabañeros. Aprovechando un día de tiempo apacible y soleado en esta primavera de contrastes, volvimos a disfrutar de algunos lugares que ya conocíamos, y en los que fotografiamos criaturas conocidas y otras que nos sonaban bastante menos.


En la zona de las rañas, pudimos ver manadas de ciervos (aunque mayoritariamente hembras) que quitaban el aliento. La visita guiada, a primera hora de la mañana, permitía observar a los grupos de grandes ungulados que regresaban al monte cerrado tras alimentarse en las llanuras cubiertas de pastizales arbolados. El caso es que pudimos ver a lo lejos una gran manada, de la que el guía nos aseguró que estaría compuesta de alrededor de 3.000 ejemplares. Dado que los animales se desplazaban monte arriba a medida que nosotros nos acercábamos, sólo pudimos fotografiar (y de aquella manera) a grupos menores que fueron quedándose rezagados, pero que aún así eran numerosos:





¿Quién quiere irse al Serengueti, teniendo esto en la puerta de casa? Bueno, seamos sinceros, me gustaría ir al Serengueti, pero esto me lo puedo permitir y también es impresionante.



Este es el aspecto que presentaban las rañas aquella mañana:




Estaban llenas de vida, y pudimos ver fácilmente sisones, calandrias, zorros, buitres, alimoches, cuervos, y muchos otros animales. La vegetación, eso sí, todavía no se encontraba en pleno esplendor. Los invertebrados, y sobre todo los insectos, pululaban en números asombrosos. La única fotografía decente que pude hacer de uno de ellos, es la de este escarabajo pelotero (de especie desconocida para mí):




Obsérvense los miembros anteriores, aplanados y adaptados para transportar bolas de estiercol. Este ejemplar se encontraba en una zona de monte mediterráneo próxima a una finca con ganado bravo. Después visitamos un arroyo, con una vegetación en plena explosión primaveral:




Muy cerca, en un pastizal próximo al arroyo y a una chopera, encontramos dos especies de orquídeas. La mayor de ellas, y la menos abundante, era una especie del género Serapias:





Como en otras plantas similares, no siempre es fácil diferenciar unas especies de otras, y aunque estas orquídeas me parecen Serapias lingua, no podría asegurar que se trate de esa especie concreta. Otra forma de menor tamaño, pero que se encontraba en número mucho mayor, era un miembro del género Orchys, con toda probabilidad Orchys morio:




La diversidad de orquídeas en el monte mediterráneo es sorprendente, y uno de los aspectos menos conocidos de nuestra naturaleza. Si bien este tipo de plantas debió ser mucho más importante en nuestras latitudes en periodos anteriores, en los que dominaba un clima subtropical húmedo, un cierto número de especies se han adaptado a herbazales y bosques de nuestro clima actual.



Florísticamente, Cabañeros puede considerarse uno punto caliente de biodiversidad a nivel europeo. Sobre todo teniendo en cuenta su reducida superficie. Una de las comunidades vegetales más sorprendentes son los bosques de ribera. Aunque los bosques de galería más valiosos, que albergan especies muy amenazadas, no son accesibles, podemos observar de cerca algunos otros maravillosos. Uno de ellos es el que encontramos a orillas del río Bullaque (que desgraciadamente sufre los efectos de la regulación a la que lo somete el embalse de la Torre de Abraham). Si bien en las orillas predominan fresnos y sauces, encontramos verdaderos bosques lineales de quejigos (Quercus faginea):




Probablemente esta especie esté desplazando paulatinamente a otras especies de árboles propias de suelos encharcadizos, ya que el embalse impide que aguas abajo se produzcan las inundaciones naturales que son típicas en los ríos peninsulares. De hecho, la llanura de inundación parece estar siendo devorada por matorrales y malezas, en vez de presentar praderas y acumulaciones de gravas y arenas:





Justo en la planicie aluvial del Bullaque, encontramos otra especie de orquídea: la orquídea mariposa (Orchis papilionacea):





Eso sí, tan solo dos ejemplares. El río propiamente dicho parecía muy remansado, sobre todo teniendo en cuenta que hemos tenido una primavera muy lluviosa. El agua que se le roba desde el embalse no perdona, y además de mantener los niveles del río artificialmente estables, le quita mucho caudal:





Estuvimos un buen rato disfrutando de la sombra y de la paz de aquel lugar. Desde la orilla se podían ver los nenúfares emitiendo sus primeras hojas desde el cieno del fondo:




El agua atrae a la fauna, y como testimonio de esto encontramos en las cercanías un cráneo de jabalí:




Lo cierto es que por su tamaño y el desarrollo de los dientes parece más bien un jabato que un jabalí adulto.



Otro curso fluvial que visitamos, y que a mí particularmente me parece muy interesante, es el Arroyo de los Pescados a su paso por Santa Quiteria:




Se trata de un riachuelo que recorre las rañas sabanoides del parque, y que presenta un régimen torrencial natural hasta más allá del pueblo. Por ese motivo es un buen lugar para observar especies de peces nativas de la cuenca del Guadiana (aunque es aún mejor el río Estena). Si otros años hemos podido detectar cardúmenes de calandinos (Squalius alburnoides) y cachuelos (Squalius pyrenaicus), este año pude fotografiar un enorme cardumen de alevines de boga del Guadiana (Chondrostoma wilkomii):








Ya antes de buscar un buen sitio para comer, nos dimos una última vuelta por las inmediaciones de Retuerta. Adentrándonos en los montes, nos detuvimos en una pequeña charca conectada con un arroyo que fluía desde una ladera cubierta de bosque. Allí encontramos una última curiosidad: una pequeña salamandra común (Salamandra salamandra):




Se trataba de un pequeño ejemplar recién metamorfoseado, que ni siquiera presentaba aún la típica coloración amarilla y negra de los adultos. Permanecía en el fondo de la charca, aunque con seguridad abandonará ese lugar durante la primavera y el verano, para adoptar la forma de vida terrestre de sus congéneres.





Poco después dimos por bien empleada la mañana, y abandonamos el lugar para comer. Pero seguro que volveremos.

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